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Francia «borra» a Maurras

El país galo elimina su nombre del libro de conmemoraciones de la Primera Guerra Mundial por sus ideas políticas de extrema derecha
larazon

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El país galo elimina su nombre del libro de conmemoraciones de la Primera Guerra Mundial por sus ideas políticas de extrema derecha.
Diversas asociaciones de lucha contra el racismo y el antisemitismo lanzaron una protesta la semana pasada ante la presencia del nombre de Charles Maurras, el escritor de extrema derecha, en el libro de conmemoraciones del centenario del final de la Primera Guerra Mundial. La ministra de Cultura, François Nyssen, justificó en un primer momento la presencia del nombre del escritor de extrema derecha, pero finalmente ha decidido dar marcha atrás y ha pedido que se retire el Libro de Conmemoraciones nacionales 2018 y que sea reimprimido sin la referencia a Maurras.
El escritor «se hizo, con todo su vigor polémico, apologista del gobierno de Vichy e inspirador de la política de la colaboración», como recuerda la Académie Française, de la que fue miembro. Militaba por el catolicismo como orden social a pesar de declararse agnóstico por convicciones personales. Lo que no impidió que la Iglesia condenara la revista «L’Action française», que fundó en 1899. Para François Nyssen la presencia de Maurras se apoyaba en un trabajo de historiadores que realizan un censo de los aniversarios claves de la historia de Francia y que «evidentemente» no se trataba de celebrar al pensador de extrema derecha, «sino, al contrario, conocer su papel en la historia de Francia». Pero el hecho de que afirmara que no podía haber «ninguna ambigüedad» sobre su posición y «rechazo total» de las tesis y compromisos de Maurras no han bastado. El primero en lanzar la señal de alarma ante la inclusión de Maurras, condenado tras la Segunda Guerra Mundial, por su apoyo al gobierno de Vichy, fue Frédéric Potier, delegado interministerial de la Lucha contra el racismo, el antisemitismo y el odio anti-LGBT. «Conmemorar es rendir homenaje», ha afirmado Potier en un tweet. La Liga Internacional de Lucha contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA), se ha unido a sus protestas y recuerda que Maurras fue calificado de «indignidad nacional» y condenado a cadena perpetua por alta traición e inteligencia con el enemigo. También SOS Racismo ha exigido en un comunicado que no se lleve adelante «una operación de rehabilitación de aquellos que por sus escritos y sus acciones han contribuido a ensombrecer el siglo pasado».
A todas estas consideraciones, la ministra de Cultura ha recordado que el llamado «Libro de conmemoraciones nacionales» fue rebautizado en 2011 a raíz de otra polémica. Entonces el libro se llamaba de «celebraciones nacionales», y la aparición del nombre de Louis-Ferdinand Céline, provocó un escándalo por el hecho de que se «celebrara» al autor de panfletos antisemitas. El titular de Cultura de la época, Frédéric Mitterrand decidió también retirar el nombre del escritor.
La polémica de Celine
Con el cambio del título se pretendía que el Alto Comité de conmemoraciones nacionales no se limitara a hablar simplemente de los hechos de gloria sino que abarcara también «las horas oscuras de la historia de Francia». Pero Nyssen se lamenta de que la ambigüedad «persista», y de que la conmemoración sea vivida como una llamada «a celebrar todos juntos en nombre de la nación», por eso ha decidido cortar por lo sano, recuperar los ejemplares ya editados e imprimirlos de nuevo sin el nombre de Maurras. La ministra anuncia que recibirá «próximamente» a los miembros del Alto Comité que ha redactado la obra para estudiar juntos «la pertinencia de una acción memorial conducida en nombre del Estado» y llevada a cabo por expertos. Esta polémica sucede a la que surgió hace unas semanas ante la noticia de que Gallimard preparaba la reedición de tres panfletos antisemitas de Céline («Bagatelles pour un massacre», «L’Ecole des cadavres» y «Les Beaux Draps»), escritos entre 1937 y 1941. La editorial decidió finalmente aparcar el proyecto «sine die», a la espera de reunir las condiciones memoriales que permitan enfocarlo serenamente. También Poitier pidió «garantías» al editor sobre esta iniciativa que despertaba «inquietudes» sobre la calidad de la crítica explicativa que debía acompañar esos textos.