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Gelman, el poeta de la triste mirada

El año comienza despidiendo a uno de los grandes poetas en lengua española. Un hombre con humor y de vida trágica que convirtió el sentimiento en palabras.
larazon

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«Se sienta a la mesa y escribe. Con estos poemas no tomarás el poder, dice, con estos versos no harás la revolución. Ni con miles de versos harás la revolución, dice. Se sienta a la mesa, y escribe». Estos versos son el reflejo de la vertiginosa historia de Juan Gelman, una vida cargada de dolor, poesía y revolución. La obra del ganador del Premio Cervantes en 2007 estuvo marcada por la tragedia, convertida en arte a través del genio. El que es considerado como el poeta más importante de su generación, debió enfrentar una de las peores desgracias imaginables: su hija, su hijo y su esposa fueron secuestrados durante la dictadura militar argentina.
A pesar de no haber recuperado a su familia, continuó enfocado en sus versos, aunque en su poesía se nota la inquietud de quien necesita seguir adelante, no detenerse. Este incansable escritor publicó casi 30 poemarios, entre los que destacan «Velorio del Solo», «Hechos y relaciones», «Salarios del impío» y «El emperrado corazón amora», el más reciente. En su faceta como poeta estuvo influido por el realismo crítico y logró un estilo particular, al conjugar esta corriente con el intimismo, impregnando sus textos de cotidianidad, denuncia e indignación ante la injusticia.
Otros temas recurrentes en la obra poética de Gelman son el amor, las admiraciones literarias, la muerte, el exilio, los recuerdos y la derrota de la lucha guerrillera, además de su ciudad de Buenos Aires y su patria perdida. Su voz de según Julio Cortázar, «impensable ternura», ya constituye un monumento verbal de la literatura contemporánea. Rebeldía, dolor, poesía.
Hijo de inmigrantes rusos, Gelman Burichson –1930, Buenos Aires–, abandonó su carrera de Química para dedicarse por completo a las letras. Su destino estaba forjado en tinta y sangre. Militó desde los 15 años. Pasó por el Partido Comunista, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los temidos Montoneros. Desde ese lugar le tocó enfrentar las dictaduras.
Pero la lucha le costó cara, muy cara. El 24 de agosto de 1976, los militares del régimen de la Junta Militar irrumpieron en su casa, pero él ya se había marchado al exilio. Sin embargo, allí estaban su hija Nora, su hijo Marcelo y su nuera María Claudia. Tras ser detenidos, Nora fue liberada, pero su hermano y esposa terminaron siendo torturados y finalmente desaparecieron.
Una marca para toda la vida
María Claudia estaba embarazada de siete meses de un bebé que sería arrebatado de sus manos para ser abandonado luego en la puerta de la casa de la familia de un policía de Uruguay. El caso fue uno de los de más alto perfil de los decenas que existieron en Argentina sobre robo de bebés que al final se reencontraron con sus familias biológicas. Los restos de su hijo Marcelo aparecieron en 1990 en un río cerca de Buenos Aires dentro de un barril lleno de cemento. Fue asesinado de un tiro en la nuca. Los restos de su nuera nunca fueron hallados. El poeta argentino se refirió a estas pérdidas, que marcaron su vida y su obra: «Hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso», reconoció en el mismo discurso de aceptación del Premio Cervantes.
«Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares desaparecieron. Pesan en el interior de cada familiar, de cada amigo, de cada compañero de trabajo, alimentan preguntas incesantes: ¿Cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad?», se cuestionaba el poeta. «Cuanto más lo premiaban más áspera y desafiante se volvía su poesía, cada vez buscaba más lejos y más hondo».
Pero Gelman descubrió que su nuera había sido trasladada a Uruguay y vivió al menos hasta dar a luz a una niña en el Hospital Militar de Montevideo. A partir de ese momento se lanzó a una búsqueda incansable para hallar a su nieta apoyado por escritores y artistas del mundo. «Dentro de seis meses cumplirás 19 años. Habrás nacido algún día de octubre de 1976 en un campo de concentración (...) Quién sabe cómo serás si sos mujer. A lo mejor podés salir de ese misterio para entrar en otro: el del encuentro con un abuelo que te espera» reza la misiva que el poeta escribió a su nieta. Finalmente Gelman pudo reunirse con su nieta Macarena en 2000, 25 años después del secuestro.

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