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Hallado muerto Selarón, autor de icónicas escaleras de Río de Janeiro

El ceramista chileno Jorge Selarón, autor de las escaleras Selarón, uno de los iconos de Río de Janeiro, fue hallado muerto hoy en los peldaños de su obra más famosa en esta ciudad brasileña, informó la Policía.

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La Policía Civil, que investiga el caso, informó en un comunicado que se ha interrogado a cinco personas y que no descarta "ninguna hipótesis"sobre la muerte del artista, que fue hallado sin vida en la escalera que lleva su nombre, a las puertas de su residencia y su taller.
El cadáver presenta señales de quemaduras y junto al cuerpo se encontró una lata de disolvente, según confirmaron las autoridades, que por el momento no se inclinan por el asesinato o el suicidio.
El diario O Globo publicó hoy una entrevista con Selarón en la que el artista, de 65 años, denunció que desde el pasado noviembre recibía amenazas de muerte por parte de un colaborador de su taller, identificado como Paulo Sergio Rabello.
Amigos del artista, que no se han identificado, aseguraron que Selarón estaba deprimido desde que comenzó a recibir las amenazas de este, que le pedía más dinero de la venta de los cuadros realizados en el taller, según la entrevista concedida a O Globo.
Una vecina, que no se identificó, dijo a la televisión Globo que oyó gritos de "socorro"esta mañana en la calle, pero no miró por miedo.
Selarón se instaló en Río de Janeiro en 1983 y siete años más tarde, por iniciativa propia, comenzó a decorar con azulejos de colores vivos las escaleras de la calle Manoel Carneiro, que une los barrios de Lapa y Santa Teresa, considerados como los dos más bohemios de la ciudad.
La obra de Selarón se ha convertido en uno de los principales lugares turísticos de Río de Janeiro y es considerada un patrimonio de la ciudad desde 2005.
El artista chileno sustituía a menudo muchos de los azulejos que decoran los 215 peldaños de la escalera y, con el tiempo, fue incorporando piezas cerámicas procedentes de ciudades de todo el mundo que él mismo fue comprando en sus viajes o que regalaron los turistas que visitaban las escaleras.
El chileno solía entablar conversación con los turistas a diario en la escalera, donde fijó su residencia y su taller de cerámica, en el que vendía azulejos y cuadros.
Además de las escaleras, Selarón decoró otras paredes y suelos en el barrio de Lapa con sus cerámicas de colores, en las que se caricaturizaba a sí mismo, siempre con un característico bigote exuberante y una barriga prominente.

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