Libros

Libros

Irene Villa: «Es muy cómodo adaptarse al victimismo»

Periodista, humanista, escritora y psicóloga.. Su nueva novela narra la historia de una fundación de menores, donde muestra cómo el amor y la educación pueden transformar vidas.

Irene Villa
Irene Villalarazon

Su nueva novela narra la historia de una fundación de menores, donde muestra cómo el amor y la educación pueden transformar vidas.

Transmite entusiasmo por la vida, optimismo, energía, y hace pensar. Apuesta por esa magia innata que tienen los niños, se declara «fan» del Papa Francisco, al que ve como un líder mundial como lo fuese Gandi, Teresa de Calcuta, o como ve al Padre Ángel o Vicente Ferrer. Luchadora incansable presenta hoy su quinta novela «Como el sol para las flores», (Espasa).

–¿Qué diría la niña que fue de la mujer que es ahora?

–La miraría con admiración, a lo mejor y ojalá diciendo: «Me gustaría ser como tú». En realidad soy lo que me han enseñado desde pequeña: valores humanos, energía positiva y alegría de vivir, y eso es lo que quiero transmitir a mis hijos: que sean niños felices, disfrutones, generosos y que ayuden a los demás.

–¿Cuál es su sol?

–Mi madre es un sol; es vital, necesaria como el sol para una flor y es mi energía. Mi padre también, pero ella es especial. Mi familia y también mi marido quien me ha guiado por un camino más productivo y feliz.

–¿Quién le gustaría que leyera su novela?

–Mucha gente. Hay bastante mensaje para esa juventud que no sabe realmente dónde está la felicidad o cómo actuar para encontrarse mejor consigo misma. También hay un guiño a las personas mayores. Los niños del centro de menores de la novela un día a la semana van a ver a ancianos sin familia porque ellos tampoco la tienen. Son niños sin padres que van a ver abuelos sin nietos. Es ese «yo tengo lo que a ti te falta». En el mundo, si supiéramos colocarnos en ese lugar en el que somos la pieza perfecta, no existiría ni la soledad ni la depresión. Todos tenemos un lugar y somos la pieza perfecta, de un puzle, pero algunos no lo saben.

–Dice en su novela: «Lo importante no es lo que hemos perdido sino lo que podemos conseguir». ¿ Cómo se lo explicamos al parado, al desahuciado, al refugiado...?

–En este libro no hablo de refugiados, pero sí de inmigración, y traigo el caso de un chico que viene de Nigeria. A lo mejor también les gustaría este libro a todas esas personas porque pongo el protagonismo en gente que podría estar en riesgo de exclusión y para mí son protagonistas de la sociedad. Creo que se puede renacer de cualquier situación atendiendo al presente, al hoy y a la gente que tenemos alrededor y haciendo el bien.

–¿Una metáfora puede ser terapéutica?

–Creo que sí. El amor y los cuentos metafóricos como los que le cuenta la psicóloga del libro, Judith, a Lidia (una niña abusada sexualmente, que creo que es lo más duro que te puede pasar en esta vida), sana con la metáfora porque es como ponerte en el lugar de la otra persona. Cambiar el foco te ayuda a ver otra realidad y a salir de tu dolor. Esta chica tiene un camino muy bonito que desemboca en algo con lo que me identifico mucho: el perdón. Hasta que tú no perdonas y no rompes ese vínculo con quien te ha tratado de hacer infeliz, es muy difícil que te cures. La gente, cuando doy conferencias me pregunta: ¿pero tú por qué perdonas? Porque quiero ser feliz.

–¿Entiende que otros no lo entiendan?

–El perdón lo da la víctima, pero la Justicia tiene que hacer justicia para que no haya más víctimas ni más dolor. Pero, por ejemplo, con respecto al caso de los tuits, para mí el grado de vulnerabilidad está en lo que tú deposites en esa persona y yo ahí no hago ni caso.

–¿Cuánto de usted tiene esta novela?

–Como todo lo que hago, mucho. Son todos mensajes potentes que he tenido que poner en práctica porque no me ha quedado otra opción o que he tenido que aplicar en la carrera. Hay mucho de eso que se llama ahora el «coaching», de emocional...

–Destaca que «las dificultades que uno encuentra por el camino es la manera que tiene la vida de preguntarle si de verdad lo desea». ¿Le ha hecho muchas preguntas de esas la vida?

–Por ejemplo, el simple hecho de aprender a andar me ha costado 20 años. Me operé 20 veces hasta que me curé de la metralla que seguía saliendo por un muñón, el otro siempre estaba con heridas... Y ahora estoy tan agradecida que no me canso de caminar, hacer deporte y dar las gracias por ello. Ha necesitado mucha obstinación. Todo lo que realmente te interesa y te importa requiere mucho esfuerzo y en mi caso ha habido muchas cosas que el destino se ha empeñado en preguntarme si realmente lo quería. Se cierran muchas puertas, pero tú sigues abriendo otras.

–¿Rendirse no está en su vocabulario?

–No, porque creo que la única derrota es ésa. La vida no te derrota nunca, te dice cuánto estás preparado para dejarte la piel o para luchar o cómo es de importante esto para seguir peleándolo. Uno solamente fracasa cuando dice «me rindo». Pienso que esa ha sido la clave para conseguir, piano, piano, todo lo que he hecho.

–¿Cómo se superan los rescoldos de haber sido un niño herido?

–Con la ayuda del entorno, del amor, y si no tienes una familia, con las familias de acogida. Me inspiré en la Fundación Nazaret donde niños encuentran un hogar y también asumiendo tu propia realidad y diciendo: «Esto soy yo y para adelante». Siempre me ha dado mucha rabia el victimismo, yo soy todo lo contrario y de ello trato en el libro.

–¿Existe mucho victimismo ahora?

–Claro, es que es muy cómodo adaptarse a eso. Pero no queremos dar pena sino salir adelante y para eso no hay victimismo sino metas.

–Asegura que hay cerebros que no procesan la palabra «no». ¿El suyo?

–Para mí ha sido un estímulo el «no». El «tú no puedes hacer esto» ha sido como un «ahora te demostraré que sí que puedo».

–Hace 25 años que España aceptó la convención de los Derechos Humanos de la ONU. ¿Los niños están suficientemente protegidos?

–Hay mucha gente trabajando en esta dirección y ahora tenemos un reto mayor, que el 40% de los refugiados son niños, tenemos que dar el callo.

El lector

«Me gusta leer LA RAZÓN y, sobre todo, la sección que más me gusta es la de las columnas de opinión. Leo mucho el periódico sobre todo a través de la página web; de hecho es lo primero que hago cuando me levanto. Tengo la aplicación entre mis favoritos del ordenador y cuando lo enciendo es lo primero que me sale. También me encantan las noticias de ciencia y todo lo relacionado con la Salud... El suplemento de «A tu salud» me parece muy interesante y el hecho de poder descubrir remedios para curarse y demás, para las personas que como yo hemos estado en algún momento pendientes de la salud, es muy útil».