James Goold: «La ‘‘Mercedes’’ es un ejemplo observado en todo el mundo»
James Goold. Abogado de España en el «Caso Odyssey». Ayer participó en la clausura en Madrid de la exposición de la fragata
El título de la exposición «El último viaje de la Fragata Mercedes» es verdad a medias: hoy arría sus velas en Madrid, donde ha tenido dos sedes paralelas, el Museo Arqueológico Nacional y el Naval, este monumental recorrido por un pedazo de nuestra historia, en el que las miles de monedas del tesoro recobrado y una maqueta nueva de «la Mercedes», realizada con las técnicas de construcción del siglo XVIII, han sido las piezas estrella en uno y otro museo, respectivamente. Pero la exposición no ha terminado en realidad: a comienzos de marzo visitará el MARQ de Alicante. Así que prosigue este viaje fascinante, histórico, arqueológico y legal, que comenzó en 1804, cuando la fragata española fue hundida por los ingleses, en tiempos de paz y sin declaración previa de hostilidad, cerca de Portugal, en su rumbo a Cádiz y repleta de plata española de las minas de América; su periplo continuó en 2007, cuando la empresa cazatesoros Odyssey Marine Exploration encontró el pecio y extrajo del mar lo que pertence a España: unas 550.000 monedas, además de lingotes y otros objetos. James Goold ha sido el abogado de nuestro país en un litigio en los tribunales de Florida que duró cinco años, hasta que el tesoro regresó, multa incluida a la empresa americana por sus malas artes judiciales. Ayer, Goold impartió una conferencia en el Arqueológico dentro de una jornada dedicada a clausurar el paso de la muestra por Madrid. Una exposición con la que, dejó caer, «espero convencer al director general para que vaya a Washington».Goold dice las cosas con una sonrisa irónica, pero es un hombre que se toma las cosas en serio.
–¿Qué siente al ver esta exposición y mirar atrás en lo que ha sido el proceso legal?
–Es maravilloso verlo. Ese fue el objetivo desde el comienzo. Que el Ministerio de Cultura pudiera emplear estos materiales para el beneficio público. Están involucradas la historia de España, los valores culturales y la protección del patrimonio cultural. No sé si Elisa de Cabo y el resto de personas en la subdirección y en el Ministerio pensaron de inmediato en la exposición, pero sin duda, ya metidos en el proceso, nos dimos cuenta de que ése era el objetivo último.
–Persiste una idea romántica sobre los cazatesoros. En EE UU, ha dicho en su intervención, se los asocia a la idea del «cowboy» aventurero. ¿Qué opina de esa imagen?
–Está desapareciendo muy rápido. El caso de la «Mercedes» es un gran ejemplo. Ha cambiado 500 o 600 millones de dólares en un botín para una empresa «cazatesoros» por una exposición organizada por el Ministerio de Cultura en museos españoles. Odyssey no se ha llevado nada por su trabajo y tuvo que pagar una multa de un millón de dólares. Ese dinero ha sido devuelto, a través de Cultura, al pueblo español. Esa secuencia de sucesos ha sido observada en todo el mundo.
–Al final, Odyssey colaboró más rápido, pagó la multa sin problemas. ¿Cambiaron? ¿Han aceptado que perdieron?
–Tendremos que ver. Esa multa, impuesta por los tribunales de EE UU, fue por una falta de honestidad fundamental en el juicio durante un periodo de varios años. No fue un error aislado. Creo que Odyssey decidió pagar la multa en vez de recurrir la decisión porque se dieron cuenta de que sólo podían empeorar.
–¿Espera nuevas acciones similares a la de la «Mercedes» de ésta u otras empresas de «cazatesoros»? No sí si hay muchas más...
–Es muy buena pregunta: deberemos vigilar de cerca. El Ministerio de Cultura ha desarrollado programas que implican cooperación internacional, medidas sistemáticas dentro de España y apoyo a actividades, como hacer que yo lleve a los «cazatesoros» a los tribunales. Entre todas estas cosas, hay un impacto. Deberemos estar atentos para ver si funciona a lo largo del mundo.
–¿Tiene noticias de Odyssey desde 2012?
–Continuamos observando sus actividades con mucho cuidado. Han anunciado que han aprendido la lección; veremos si es verdad.
–¿Cuáles fueron las claves legales del juicio?
–Yo diría que los principios legales internacionales clave son también los de la gente y las naciones civilizadas: respeto por los emplazamientos funerarios militares y por el patrimonio cultural, y no expoliar yacimientos históricos, que es es lo que es la «Mercedes», por un «souvenir» para llevar alrededor del cuello.
–Identificar el pecio fue muy importante. ¿Qué papel jugaron los archivos españoles?
–Fueron absolutamente esenciales. España ha tenido la suerte de contar con que haya archivos tan maravillosos y cuidados. La cantidad de información que logramos obtener sobre el barco fue increíble, especialmente cuando piensas que fue enviado a navegar por medio mundo y en su camino de regreso destruido por completo. Y aun así, los archivos mantenían copias de, virtualmente, todo documento que era importante. Algunos llevaron más tiempo que otros, pero incluso algunos como el informe del capitán Goycoa, de la «Mercedes», que preparó apresuradamente antes de abandonar Montevideo para su fatal viaje final, ha sido localizado. Ha habido mucha gente muy preparada que ha sabido en qué archivo buscar cada cosa.
–Su mujer le regaló una reproducción del cuadro que representa a la «Mercedes» en el momento de ser atacada. ¿Habrá otro de otro barco que cuelgue en breve en su salón?
–No (risas). Tenemos un caso ahora en EE UU, en los tribunales, para España. Pero la persona que reclama haber encontrado un navío español no tiene credibilidad.
–¿Qué barco es?
–Tenemos motivos para dudar de que exista. A menudo surgen muchas fantasías sobre barcos españoles y sus tesoros. Eso habilita esa especie de misterio, de sentido de la aventura, y crea un ambiente en el que compañías como Odyssey pueden atraer a inversores, aunque pierdan dinero año tras año.