Jamiroquai: la cadera no miente
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El británico hace vibrar Madrid tras nueve años de ausencia con un frenético espectáculo de funk y baile
Ha sustituido su tocado de plumas iroquesas o cheroquis por un casco cibernético de inspiracion animal (un armadillo, según dicen) reflejo de las vestiduras de electrónica de baile que Jayson Kay, Jamiroquai, ha introducido a su cósmica y única lectura del funk. Anoche el británico hizo sudar a un WiZink center abarrotado y deseoso de verle después de 9 años sin actuar en la capital. Y él, ahora sin plumas, sigue bailando como un indio invoca la lluvia.
No descansó ni un segundo el británico, que retiene el juego de pies y una cintura envidiable. Eso sí, los pulmones no son los de hace 25 años, y ese es el aniversario de la banda que este año conmemora y que quiso agradecer al público por estos años de apoyo. Así que para bajar el ritmo, junto a las frenéticas “Shake It On” y “Automator”, el inglés entrgó temas sexys de groove romántico como “Little L” y “Space Cowboy”. Hasta en las lentas, sus canciones chorrean “boogie”.
Apoyado por una banda excepcional (incluidas coristas que conservatorio del soul) y una sección rítmica tremenda, “Allright” sonó elástica, como buen himno hedonista que es, y con semejante artillería transformó “Cloud 9” en una versión de aparataje electrónico como afirmando que ningún estilo queda fuera del radar de la banda. De ese yacimiento electrónico es de donde surgió su último álbum, “Automaton”, del que presentó en Madrid la muy discotequera “Superfresh”. El vocalista ha teñido problemas de espalda (el chándal Adidas no le sienta como antes, pero a quién sí) que hicieron temer lo peor, pero anoche mostró un gran aguante. No se iba a marchar sin “Cosmic Girl” y también “(Don’t) Give Hate a Chance”, “Canned Heat”, “Love Foolosophy” y esa estupenda “Runaway” en la que Jay Kay desplegó todo su repertorio de pasitos cortos y pataditas al más puro estilo Chiquito de la Calzada del funk. “Ay, mis caderas no mienten”, dijo agotado por el esfuerzo citando a Shakira. Las de más de uno deben estar doloridas todavía después del meneo de anoche.