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Javier Pérez Campos: «He presenciado hechos que pueden confirmar que hay vida tras la muerte»

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Con motivo del 35 aniversario de la tragedia del camping Los Alfaques, el periodista Javier Pérez Campos acaba de presentar su último libro, "Los ecos de la tragedia".
11 de Julio de 1978, San Carlos de la Rápita (Tarragona). Aquel día, la imprudencia y el infortunio se unieron para dar lugar a una de las mayores catástrofes en la historia reciente de nuestro país: la tragedia del camping Los Alfaques. En ella murieron 215 personas, adultos y niños, que quedaron carbonizados a causa de la explosión de un camión cargado con propileno. Hoy, 35 años más tarde, Pérez Campos recuerda el suceso, en el que el misterio, en forma de apariciones, advertencias y pistas anónimas, juega un papel protagonista.
- La primera pregunta es casi obligatoria. ¿Hay vida después de la muerte?
- Es una buena pregunta, que además aparece en el título del libro, ya que en él se intenta encontrar una respuesta. No obstante, creo que tiene que ser el lector el que extraiga sus propias conclusiones. He de confesar que mientras trabajaba en este libro, mi opinión fue cambiando. Al principio, empecé siendo muy escéptico, pero el final es increíble. Uno de los motivos que me hizo modificar de pensamiento fue una conversación que captó mi cámara entre la sensitiva del Grupo Hepta Paloma Navarrete y algo, no sé el qué, que se encontraba en el camping. Paloma no sabía nada de lo allí ocurrido y, aún así, fue capaz de dar claves muy relacionadas con el caso. Parece que ella tiene acceso a un mundo desconocido para el resto. Haber presenciado esos hechos me ha llevado a pensar que sí, que puede haber vida después de la muerte. Considero que este episodio es uno de los fenómenos paranormales más claros de la historia de España. Una prueba de ello es el gran número de testimonios refiriéndose a los mismos hechos que me he encontrado a lo largo de la investigación.
- El libro se titula "Los ecos de la tragedia", ¿a qué suenan esos ecos?
- A tristeza. En este caso, el nombre hace referencia a la teoría de la impregnación. Ésta consiste en que allá donde previamente haya habido dolor concentrado, el recuerdo de ese sufrimiento resonará tiempo después. Y eso ocurre en el camping Los Alfaques. Numerosos testigos, de distintas partes del territorio español y de diferentes ámbitos de la sociedad, dicen haber presenciado lo mismo en un lugar concreto. Esa gente no miente, no sacaría ningún provecho con ello.
- ¿Cuál ha sido el testimonio que más le ha impresionado durante de esta investigación?
- El que da comienzo al libro. La historia de Javier Martín Moraleda, un árbitro de Zaragoza, que mientras circulaba hace diez años por la N-340, junto a su mujer y su hija, ambas dormidas en el asiento trasero, presenció varias figuras invadiendo el carril contrario. Éstas aparecieron en fila, todas vestidas con ropa de verano y portando utensilios típicos de esas fechas, como cubos de playa. De todas esas figuras, hay una que le llama especialmente la atención. Se trata de algo con el rostro totalmente ennegrecido; en lugar de una cara, una mancha negra, como carbonizada, se situaba encima de su cuello. Entonces, Javier pisó el acelerador y huyó lo más rápido que pudo. Minutos más tarde, despertó a su mujer, y ésta, tras enterarse de lo que le había ocurrido a su marido, le contó que en esa zona tuvo lugar la tragedia del camping Los Alfaques, la cual Javier desconocía totalmente. Cuál fue mi sorpresa cuando investigando el tema, descubrí un titular de la prensa de la época en el que se podía leer: «Hay gente sin nariz, sin labios. Ni una bomba habría hecho algo así».
- ¿Qué pretenden aquellos que se aparecen una vez muertos?
- Existen varias teorías. Una de ellas defiende que no pretenden nada, sino que su aparición se debe a restos inmateriales que permanecen en el lugar. Otra corriente de opinión concluye que vuelven en busca de algo, quizá evitando caer en el olvido. Uno de los capítulos más interesantes del libro habla de un encuentro entre Paloma Navarrete y lo que parece ser una niña rubia de cinco años, cuya descripción coincide con la de diversos testigos que aseguran haber coincidido con ella.
- A lo largo de su vida, ¿ha presenciado algún fenómeno paranormal?
- En mi anterior libro, «En busca de lo imposible», relato algo que me ocurrió en Belchite, otro de esos lugares marcados por la tragedia y donde tiempo después muchos testigos sostienen haber vivido situaciones inexplicables. Algunos hablaban de cantos, otros de sonidos de aviones que sólo se fabricaron durante la Guerra Civil. Yo estuve allí, con el equipo de Cuarto Milenio. Hubo un momento en el que me quedé completamente solo en una de las iglesias que hay en la entrada del pueblo. Puedo asegurar que escuché claramente unos pasos y no había nadie a mi alrededor. Ese ruido quedó registrado en la grabadora que llevaba conmigo. Tiempo después, me enteré de que no era el único que había pasado por esa misma situación.
- ¿Por qué cree que hay tanto escepticismo respecto a los fenómenos paranormales?
- Me parece que hay una sensación generalizada de que el que cree en estas cosas es un loco. Muchos testigos que narran sus experiencias lo hacen demostrando una gran valentía, debido a que, acto seguido, pierden toda credibilidad para gran parte de la sociedad. De un tiempo a esta parte, se vienen demonizando estos fenómenos. Eso ocurrió sobre todo en la década de los 90, donde las televisiones hicieron mucho daño al tratamiento serio de estas informaciones. Desconocemos mucho de lo que ocurre a nuestro alrededor y creo que lo mínimo es confiar en aquellos que lo investigan en profundidad, para que después cada uno pueda extraer sus propias conclusiones.
. Sólo 24 años y éste es su tercer libro. ¿Dónde está su tope?
- Creo que el tope lo marca la ilusión y mientras ésta permanezca viva, haya ganas y fuerzas para ello, seguiré trabajando.
- ¿Está preparando una nueva entrega?
- Siempre estoy desarrollando nuevos proyectos. Siento predilección por aquellos multitemáticos, en los que se suceden distintas historias, todas con un mismo final: el misterio.