«Kunst ist Kapital»
David Domínguez González, mucho más conocido por su seudónimo Davidelfin, ha sido galardonado esta mañana con el Premio Nacional de Moda. Felicitaciones al extraordinario diseñador y felicitaciones al jurado que le ha concedido el premio más importante que en España, gracias al Ministerio de Cultura, se concede a la moda española. Su nombre se suma a los de Pertegaz Rabanne, Berhanyer, Arzuaga y Sybilla, palmarés que aún hace más grande la distinción. David tiene méritos acumulados de sobra para merecer este reconocimiento, aunque quizá sea verdad que hay muchos nombres en España que tienen aún más méritos que él, entre otras cosas por sus larguísimas hojas de servicio a la causa, pero también imagino que en las razones del jurado habrá pesado la ventaja añadida que supone el que David está atravesando una durísima enfermedad y que, por lo tanto, la distinción moral pero también el premio metálico, le vendrá muy bien a su autoestima y a su mermado bolsillo. David ya tiene un motivo más para volver al brillante ejercicio de su actividad, pues no en vano su ropa, pero sobre todo su capacidad para hacernos pensar en cada uno de sus desfiles, lo merecen sobradamente. Digo esto último a sabiendas de que muchos oráculos están intentando convencernos de que sólo los diseñadores que facturan tiene derecho a existir. Davidelfin, más allá de los exiguos números que registre su pequeña empresa, es un filósofo contemporáneo que, como decía Rei Kawakubo, hace filosofía no escribiendo libros sino planteando preguntas con sus colecciones de moda. De todos los valores de este arrollador encantador de serpientes verbales posee, quisiera distinguir su capacidad camaleónica para jugar con la moda en su frontera natural con el arte contemporáneo. Decía el brillantísimo crítico de arte Fernando Castro que David es tan listo que le bastaba saber tres frases en alemán para dejarnos la impresión de que hablaba alemán perfectamente, y que, de la misma manera, citaba a Joseph Beuys o a Louise Bourgeois como si llevase toda la vida siendo su máximo especialista mundial. Esa gracia para la intuición, para el deslumbramiento, para la provocación, para el golpe de efecto genial también es moda española y también deben ser premiados con independencia de que su marca venda mucho o poco. David es irrepetible y lo es por su deslumbrante lucidez, extraída del mundo del teatro primero y luego del mundo del arte. Tanto es su talento que, incluso el alfabeto con el que estamos acostumbrados a asociarlo en mil «performances» también es suyo. Tengo una botella vacía de Talisker donde él me escribió una amabilísima dedicatoria que guardo como si fuese una botella firmada por Picasso. Sé que esa botella me hará alguna vez millonario. Gracias otra vez querido David. Como a muchos de tus amigos, Diego, Gorka, Devorah, Bimba, Elena Benarroch, Danni Pannullo o Soledad Lorenzo, a mí también se me han saltado las lágrimas esta mañana al conocer el nombre del último Premio Nacional de Moda. Que los dioses te permitan disfrutarlo muchos años y a nosotros disfrutarte a ti y a tu talento para hacer, con apenas tres peniques, un extraordinaria ópera digna de los mejores Kurt Wild y Bertolt Brecht. Como tú sabes muy bien, «Kunst ist Kapital».