La culminación mediática del icono del exceso

«Trump, el león del circo», el último y clarificador ensayo de Francisco Reyero

Un empresario de éxito o un defraudador confeso; un líder carismático o una caricatura de estrella mediática; un sátiro incapaz de controlarse o un padre bueno y comprensivo; un populista incontrolado o el próximo presidente de Estados Unidos. Esas dicotomías y muchas más son las que nos plantea el periodista y escritor Francisco Reyero en su último libro, «Trump, el león del circo», un descriptivo y pormenorizado ensayo que analiza con criterio y prosa vivaz al candidato republicano a la Presidencia estadounidense, Donald Trump.

Reyero nos muestra a un Trump que domina como nadie el exceso, incluso el abuso mediático, con una imagen que no envidiaría el mayor de los líderes populistas que emergen algunos kilómetros más abajo de la frontera mexicana. Porque lo hace sin rubor y en cualquier lugar y situación. Igual puede aparecer con su imagen impresa en una careta con la que juegan los escolares estadounidenses en la calle y en los patios, como puede aparecer en cualquier objeto de «merchandising» con su irónica sonrisa y su tupé imposible; o puede convertirse en protagonista absoluto de los influyentes «late night shows» de la grandes cadenas americanas, en los que demuestra todo su carisma ante las ácidas preguntas de sus presentadores, sin rehuir nunca las parodias sobre sí mismo ni renegar de alguno de sus efervescentes ataques de machismo, de los que casi siempre parece salir indemne.

Y en este desbrozado personal que lleva a cabo Reyero, Trump se convierte en un perfecto medio para analizar con tino y conocimiento profundo la realidad política norteamericana, y cómo el líder republicano ha llegado a culminar su aventura como candidato presidencial y el papel que han jugado los medios en este a todas luces inesperado logro. «Como dijo el presidente de la CBS, Trump es muy malo para América, pero muy bueno para la televisión», aseguró ayer Reyero en la presentación del libro en el restaurante La Hoja, en Madrid, junto a compañeros y amigos.

Esa pulsión arrogante de la que hace gala es la misma que le hace presumir de un pasado irreal y perfecto, repleto de acusaciones de fraude y de miles de causas judiciales, y la misma con la que pagó campañas a los candidatos demócratas a la alcaldía de Nueva York en busca de las prebendas que le ayudaron a amasar su fortuna con el cemento de sus rascacielos de Manhattan. «Es una mezcla explosiva de látigo y visón, un metiroso compulsivo», mantiene el autor.

El libro también desvela secretos apenas conocidos. Pocos saben que su encarnizada rival en la carrera presidencial, Hillary Clinton, fue una de las invitadas a la boda con su actual esposa, Melania. «Así es él».