La Historia en un mapa
Jerry Brotton, historiador: «Ningún mapa es neutral». Publica «Historia del mundo en 12 mapas», un ensayo donde repasa las representaciones del mundo desde la Antigüedad hasta nuestros días y en el que demuestra que la cartografía nunca es inocente
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Desde Ptolomeo hasta Google Earth. El historiador Jerry Brotton recorre la evolución de la humanidad a través de doce mapas. Un libro definitivo recorre el mundo sin moverse
Los mapas siempre han formado parte de nuestra historia. Su lectura estimula la imaginación para viajar en el tiempo, nos abre los ojos, nos ayuda a introducirnos en rincones que muchas veces pasan inadvertidos y más tarde, cuando la vejez apacigue nos brinda el gran tesoro del recuerdo. Jerry Brotton, catedrático de Estudios Renacentistas, asegura que los cartógrafos no sólo reproducen el mundo, sino que lo construyen. Con su último libro «Historia del mundo en 12 mapas» (Debate) ofrece un viaje apasionante desde la antigüedad hasta la era digital que hace que uno ya no vea igual el entorno que le rodea.
-¿Cuándo surge esta fascinación por los mapas en su vida?
-Siempre he vivido en lugares que han sido definidos por las líneas trazadas en los mapas. Crecí en el norte de Inglaterra. ¿Qué significa ser un «norteño»? Por supuesto que no significa nada, pero en un mapa «norte» y «sur» son muy importantes. Cuando era un veinteañero viví en el este de Berlín después de caída del muro. Era una ciudad dividida en un mapa entre el este y oeste. La línea fue arbitraria, pero marcó una gran diferencia en la vida de la gente, incluso en su forma de pensar. Uno de mis amigos de Alemania del este me dijo que tenía un mapa antiguo que solía utilizar cuando escuchaba la radio ilegal de la Alemania occidental. Conocía todas las calles de la mitad occidental de la ciudad, a pesar de que nunca había estado en ellas. Cuando cayó el muro, cruzó al Berlín occidental y fue capaz de saber dónde estaba, debido al mapa. Esa historia me ha acompañado. Siempre he estado fascinado por cómo los mapas son capaces de dar forma a lo que somos, incluso a nuestras identidades como «norteños», o «sureños».
-¿Los mapas tienen algo de mágico?
-Antes de los cartógrafos de la época moderna, a menudo se consideraba que la gente que elaboraba mapas tenía poderes. Eran magos, hombres sabios (a las mujeres rara vez se les permitía dibujar mapas) con poderes esotéricos, con la capacidad de imaginar cómo se veía el mundo desde arriba, como un dios. No fue hasta el siglo XX, con el viaje espacial, cuando la humanidad fue capaz de saber cómo se veía la tierra. Antes había sido algo imaginativo, por más que se trató de utilizar la ciencia en la cartografía. En la época de Cervantes, a los cartógrafos se les solía llamar cosmógrafos. Ellos inspeccionaban el cosmos, no sólo la tierra. Eran actos mágicos, pero también cada vez más arrogantes. La Iglesia comenzó a preocuparse de que los cosmógrafos pudieran desafiar su autoridad. Galileo dibujó mapas, no nos olvidemos.
-¿Por qué estos doce mapas en particular?
-Realicé el doctorado sobre los mapas del Renacimiento, así que he estado trabajando en este tema desde hace tiempo. Quería escribir un libro que cualquier persona con un interés en los mapas pudiera leer, no sólo destinado a académicos y dedicar un mapa a cada mes del año. Y también quería mostrar cómo son los mapas del mundo. Decidí elegir algunos que fueran conocidos –como los de Ptolomeo y Mercator– y otros de sociedades no occidentales con los que no estamos tan familiarizados. Incluyo, por ejemplo, uno islámico realizado por un geógrafo llamado Idrisi, fechado en 1154, que se hizo para los gobernantes normandos de Sicilia, que muestra el sur en la parte superior. También hay un mapa del mundo coreano de 1402 elaborado por un administrador confuciano que muestra nombres como Alemania, algo extraordinario en aquella época. ¿Cómo los coreanos sabían acerca de Alemania a principios del siglo XV? También quería incluir un mapa que representara la época digital, por eso elegí Google Earth.
- ¿Por qué el mapa de Diego Ribero (1529) es su favorito?
-He trabajado en él durante 20 años y aún sigue fascinándome. Ribero fue un cartógrafo portugués que cambió de bando para ayudar a Magallanes a prepararse para su vuelta al mundo (1519-1522). Ambos fueron contratados por el gobierno español. Aunque Magallanes murió durante el viaje, cuando su tripulación regresó, España reclamó las islas Molucas a los portugueses. Esto causó un gran conflicto diplomático entre los dos reinos, que fue ganado por los españoles porque contrataron a Ribeiro para que realizara un mapa, muy convincente, donde se ponía a las Molucas en la parte española del globo. Creo que Ribeiro sabía que su mapa era técnicamente «erróneo» y que las mediciones modernas probablemente pondrían las Molucas en tierras portuguesas. Pero también era consciente de que harían falta siglos para que eso quedara probado. Ribeiro hizo uno de los primeros mapas verdaderamente «mundiales» en nuestra historia de la globalización.
- Conoceremos cómo fue el verdadero viaje de Cristóbal Colón?
-Estoy seguro de que un día seremos capaces de recrear el viaje de Colón en detalle. Aunque sospecho que la evidencia vendrá de los arqueólogos, no de los cartógrafos. No creo que encontremos un mapa perdido, pero la arqueología subacuática podría dar más detalles de su primera expedición a América.
- Todos los mapas reflejan un modo de vida. Hereford, por ejemplo, situó Jerusalén en el centro como punto de partida de todos los caminos. ¿Qué creencias, temores o preocupaciones revelan los mapas de hoy?
-Los mapas «on line» de hoy en día, como los mapas antiguos, son impulsados por cuestiones específicas. Ahora se mueven por el comercio y la publicidad. Más del 40% de las búsquedas de Google contienen algún tipo de contenido geográfico del estilo «¿Dónde está un restaurante italiano más cercano?» u «Hoteles con encanto en Madrid». Todas las respuestas ahora vienen acompañadas de un mapa. Los restaurantes, hoteles y empresas pagan por aparecer en esta lista y así es como Google hace dinero. No debemos creer que nuestros mapas «on line» son ahora superiores a los de períodos históricos anteriores. Simplemente responden a una mentalidad diferente. Hoy utilizamos los mapas más que nunca. Pero tenemos que tener cuidado sobre lo que nos hacen creer y lo que dejan fuera.
-Está claro que tiene sus reservas con Google Earth. Incluso habla de la manipulación. ¿No son estos mapas los más exactos que tenemos?
-Google ni siquiera los llama mapas. Se refiere a ellos como «aplicaciones geoespaciales». Ellos mismos admiten que estas «aplicaciones» están en su fase inicial y que se necesitarán décadas para ser lo más precisos posible. Tengo mis dudas. Google todavía manipula sus datos. Ellos toman decisiones sobre las áreas en las que se tienen que concentrar y las que tienen que excluir. Por ejemplo, hay municipios en Suráfrica que no se detallan. Por supuesto, el comercio multinacional y las finanzas no consideran estas zonas de especial importancia. Mi otra preocupación es la transparencia. Google invita a los usuarios a asignar sus propias ubicaciones y presentar sus mapas. Pero ¿quién comprueba si son exactos o no? Antes los gobiernos los hacían, pero ahora es un proceso interno dictado por Google, Apple o quien sea propietario de la aplicación. Estamos viendo cómo la cartografía vuelve de nuevo a manos privadas 300 años después de que los estados fueran los responsables. Este es un gran cambio y tenemos que estar atentos que no se cometan abusos o se monopolice por empresas como Google.
-¿Cree que Google Earth es una contradicción? Quiero decir, se supone que los mapas deben descubrir nuevos lugares y ahora nos perdemos en nuestro entorno por no apartar la vista de la pantalla del teléfono.
-Hay un problema con la forma en la que los mapas han creado lo que se ha bautizado como una «realidad virtual». Pero al mismo tiempo es cierto que los mapas siempre nos han ofrecido una realidad virtual del espacio que representan. Creo que lo que la gente olvida es la cuestión del tiempo. Los mapas «on line» son capaces de introducir ahora el tiempo, cuando tradicionalmente los mapas siempre trataban la cuestión del espacio. Ahora lo que pedimos a los mapas es que nos indiquen el camino que va de un lugar a otro. Pero eso es realmente en lo que consiste la globalización. Los científicos definen la globalización como la eliminación de todos los obstáculos geográficos. Si lo piensa bien, ésa es una idea extraordinaria: la globalización espera la muerte de la geografía y la eliminación del mundo físico y sensual que está ahí fuera. Creo que es una pérdida terrible.
-Considera que ningún mapa es neutral, ya que cada uno se ve distorsionado por el trasfondo ideológico del autor y el momento particular de la historia en el que se elabora. ¿Eso significa que no tenemos y no tendremos nunca una imagen real del mundo?
-Efectivamente, no la tendremos porque el mapa sólo es exacto si se hace a escala de 1:1. Escritores como Lewis Carroll y Borges han escrito historias muy divertidas sobre estos mapas. Cubrirían por supuesto toda la Tierra y por lo tanto serían inútiles. La verdadera importancia de un mapa es que reduce y abstrae el espacio que muestra, porque como seres humanos queremos imágenes que podamos manejar. Ninguno de nosotros va a cubrir más que una pequeña fracción del mundo o incluso del país en el que vivimos. Así que queremos mapas que nos hagan nuestro entorno cognoscible. Para eso utilizamos técnicas como la geometría, escala y proyección, que inevitablemente llevan a la omisión de detalles. Mi interés estaba en ver cómo diferentes cartógrafos ofrecen varias respuestas al problema en forma de mapas.
- ¿Será por tanto imposible alcanzar el sueño de Abraham Ortelio: crear un mapa universal aceptado por todo el mundo en su conjunto?
-Termino el libro con la historia de Albrecht Penck, un cartógrafo alemán que intentó crear el Mapa Internacional del Mundo a principios del siglo XX, basado en una escala común (10 kilómetros por cada centímetro) y elaborado por los métodos habituales de los cartógrafos en todo el mundo. El plan era producir un mapa del mundo de 2.500 hojas que toda la comunidad global pudiera aceptar. Casi de inmediato, el proyecto se topó con problemas. Diferentes naciones querían hacerlo a su manera. Los aliados en la Primera Guerra Mundial querían una cosa y la Rusia soviética otra. Finalmente, el proyecto se derrumbó en la década de los 80, con menos de la mitad de los mapas hechos. Hoy en día, incluso las grandes aplicaciones de mapas «on line» como Google admiten que tratar de crear un mapa del mundo estándar es imposible. También podría llegar a ser una cosa peligrosa. Cuando los imperios en el pasado han hablado de la imposición de un mapa estándar en el mundo, por lo general, han tratado de imponer su visión del mundo.
-¿Podemos suponer que usted considera la cartografía más un arte que una ciencia?
-Yo no soy geógrafo. Soy un profesor que enseña literatura, Shakespeare, así que siempre he estado interesado en el mapa como un objeto que se extiende al arte y la ciencia. Sin duda, es sólo desde el siglo XIX cuando la cartografía ha sido considerada como una ciencia. Fue cuando el término «cartografía» se inventó y cuando la geografía se creó como objeto de estudio en el campo académico en Europa. Pero aún hoy en día, cualquier mapa científico tiene que tomar decisiones sobre el diseño, color, tipografía... Estas cuestiones estéticas influirán siempre en nuestra manera de entender el mapa.
El tesoro que guardan dentro
Nuestra imaginación está condicionada por libros con mapas que llevan a tesoros. ¿Aún es así? «Investigando mapas –contesta Jerry Brotton– siempre he descubierto nuevas cosas. Pasé tiempo en Ciudad del Cabo, donde me di cuenta de que la cartografía realizada cuando los portugueses navegaron alrededor del Cabo rompió el concepto del África de Ptolomeo. Fue importante para los cartógrafos europeos. Al estar allí, todo me resultó más claro y me permitió mirar los mapas con más cuidado. Por otra parte, mapas de artistas como Stephen Walter, creador del subterráneo de Londres, muestran la capital con tanto detalle que cambia la forma en la que entiendes la ciudad».
Ficha
«Historia del mundo en doce mapas»
Jerry Brotton
Debate
606 páginas / 29,90 euros
A la venta el 1 de octubre