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La indiferencia y la soledad también matan

Fabrice Murgia regresa a España con su ópera prima, «La tristeza de los ogros», «una obra sobre la forma de enterrar nuestra infancia», presenta
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Fabrice Murgia regresa a España con su ópera prima, «La tristeza de los ogros», «una obra sobre la forma de enterrar nuestra infancia», presenta.
Los hechos son los siguientes: 2006, Bastian Bosse, alemán de 18 años, después de meses de anuncios en internet, regresa a su antigua escuela de secundaria y abre fuego contra cinco de sus antiguos compañeros. Después, vuelve el arma contra él mismo y se suicida. Meses antes, también en 2006, la joven austriaca Natascha Kampusch, de la misma edad, escapaba del sótano de la casa donde había vivido secuestrada por un hombre durante diez años, un caso que tuvo un gran impacto mediático. «La tristeza de los ogros», basada en hechos reales, fue la ópera prima de Fabrice Murgia (Bélgica, 1983). La escribió y dirigió en 2009 para el Festival de Lieja. Poco después, se incorporó al Teatro Nacional de Bruselas. Ahora llega a los Teatros del Canal con dramaturgia del propio Murgia, adaptada por Borja Ortiz de Gondra y con Andrea de San Juan, Nacho Sánchez y Olivia Delcán en el reparto.
A partir del blog personal de Bosse y de las entrevistas que Kampusch concedió durante y después de su hospitalización, la obra de Murgia trama una fábula de ensueño con elementos de ficción, que va mucho más allá del ámbito de las noticias y muestra el desconcierto de su generación. Por eso matiza: «No es una obra sobre Kampusch y Bosse, sino sobre la pérdida de la infancia, sobre la forma de enterrar nuestra infancia». No es un espectáculo específicamente destinado a los adolescentes, tiene distintos grados de lectura. Es la historia de un día en el que los niños dejan de ser niños. Un cuento onírico que dibuja la metamorfosis que experimenta el adolescente, el momento justo en el que los cuerpos cambian por fuera y por dentro. Para Murgia, «estos dos encierros no son más que pretextos que nos ayudan a explorar de manera íntima esas dos figuras de la soledad. Para mí, partir de historias reales es algo importante, porque la base documental permite ir hacia lo onírico y, a su vez, establece un vínculo con lo real. Trabajé a partir de un blog/diario íntimo de Bosse, que me descargué de internet. Y retransmito las entrevistas que Natascha Kampusch concedió para la televisión durante y después de su estancia en el hospital. También incluí detalles de mi adolescencia que son estigmas de nuestra juventud. “La tristeza de los Ogros” evoca el deseo de ser visto y escuchado, de existir en una sociedad donde la soledad y la indiferencia matan». Es el espejo de una generación saturada de imágenes, una pieza que rechaza el realismo para acercarse a la verdad. La protagonista pide distinguir la verdad de la mentira. «Yo soy real porque todo aquello que uno puede imaginar lo es. Tan real como puede serlo una pesadilla».
Y continúa: «Escribí esta historia en un momento de mi vida en que acababa de tener un hijo. Me encontraba entre el papel de padre, con una gran responsabilidad que asumir. Tenía un conflicto de identidad como padre joven y como adolescente, aún soñador. Es una de esas obras que solo puedes escribir una vez en tu vida porque, ante todo, tiene mucho de autobiográfica. Pero con el tiempo, he ido comprobando que, varias de mis creaciones hablan del mundo de la infancia y de la importancia de la imaginación, que te permite construir un mundo paralelo para protegerte del mundo real».

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