La literatura como catarsis frente a los extremismos
Laurent Cantet estrena “El taller de escritura”, una película sobre la juventud y sus problemas, protagonizada por Marine Foïs, acompañada de jóvenes actores debutantes
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Laurent Cantet estrena “El taller de escritura”, una película sobre la juventud y sus problemas, protagonizada por Marine Foïs, acompañada de jóvenes actores debutantes
Vuelve Laurent Cantet que recientemente ha recibido el Premio del Festival de Cine y Derechos Humanos 2018 en San Sebastián, con “El taller de escritura”, película que fue proyectada en la sección “Una cierta mirada” en el festival de Cannes, muy similar a “La clase”, Palma de Oro en el mimso certamen en 2008. En esta ocasión, el director y guionista cambia la clase por un taller de escritura. Un grupo de adolescentes de barrios degradados de la La Ciotat, ciudad mediterránea cercana a Marsella que vivió de forma traumática el cierre de sus astilleros, son elegidos para participar en un taller de escritura como parte de un programa de integración social, instruidos por Olivia, profesora y escritora de éxito (Marine Foïs, única intérprete profesional). Son jóvenes parados, cuyos orígenes, razas, formación, religión y nivel social, son completamente diferentes. Lo que podría ser una iniciativa divertida para pasar el verano, acabará por convertirse en un juego de poder e influencias. A raíz del trabajo de redacción, resurge el pasado obrero de la ciudad y el cierre del astillero 25 años atrás, pero nada de esto importa al díscolo Antoine que, interesado en temas más actuales, se opone al grupo y a Olivia desde una actitud arrogante y violenta que a la vez alarma y seduce a la novelista. En ese microcosmos, Cantet vuelve a retratar una juventud francesa actual, influida por los videojuegos, empujada por la precariedad económica, que habla de racismo y terrorismo y se deja llevar por las proclamas de la extrema derecha.
“De lo que se habla alrededor de la mesa es de la dificultad de cohabitar, de vivir juntos, de la violencia que llevan dentro de sí algunas personas y de la oposición entre comunidades, pero no es un tratado de sociología, aunque la película tenga una dimensión sociológica -aclara el director-, el vector más evidente es la ficción”.
Refleja los problemas de una generación de jóvenes que quieren romper con el pasado, pero lo tienen difícil. No ver un futuro claro los lleva coquetear con los extremismos, de derechas o de izquierdas”. Para el realizador, “es un retrato, aunque no exhaustivo, de unos jóvenes que tienen, por un lado, la sensación de no existir, de que nadie los toma en cuenta, que la sociedad los olvida y no ven futuro ni esperanza en que las cosas cambien, y, por otro, el aburrimiento. Quizá sea que se han aburrido siempre, pero ahora esto puede ser explotado por extremistas de cualquier índole. Cuando careces de perspectiva y alguien te dice, “si te vienes con nosotros vas a tener una meta en tu vida, un objetivo, vas a ser activo y a contribuir al futuro del mundo”, eso te atrae, es uno de los mecanismos de seducción mayor de los extremismos”. Y continúa Cantet: “Porque, los jóvenes raramente tienen espacio para alzar la voz, para poder decir lo que piensan. Entre ellos sí, pero socialmente, no lo tienen. El deseo de Olivia es crear un enfrentamiento, dejar un espacio para que puedan hablar, expresarse”.
Muchos se refugian en los videojuegos. “Quería recoger todas las imágenes que constituyen su universo”, explica. “Creo que los adultos no tienen en cuenta el poder de estos medios. Después de hablar con muchos con ellos he descubierto que son espacios de creatividad donde pueden soñar”. Y concluye: “hemos tenido encuentros con alumnos en institutos y en uno de ellos me dijo una joven al final: “Su película me recuerda mucho a “El extranjero”. Muchas veces tenemos una imagen de estos jóvenes que parecen idiotas o carecen de cultura y creo que es incorrecta, con catorce años sabía qué era el libro de Camus”.