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La mujer que se mentía a sí misma

La escritora francesa Agnès Martin-Lugand publica «A la luz del amanecer», la reconstrucción de una mujer que busca encontrarse en plena crisis de los cuarenta.

Agnès Martin-Lugand es psicóloga y ha vendido más de dos millones de copias de las siete novelas que, hasta ahora, ha publicado. Foto: Gonzalo Pérez
Agnès Martin-Lugand es psicóloga y ha vendido más de dos millones de copias de las siete novelas que, hasta ahora, ha publicado. Foto: Gonzalo Pérezlarazon

La escritora francesa Agnès Martin-Lugand publica «A la luz del amanecer», la reconstrucción de una mujer que busca encontrarse en plena crisis de los cuarenta.

Su primera novela fue rechazada por varios editores hasta que al fin logró publicarla a través de la autoedición, desde entonces Agnès Martin-Lugand, psicóloga de profesión, causó sensación en Francia donde ha vendido más de dos millones de copias de sus novelas. Autora de éxitos como «La gente feliz lee y toma café» (2013) o «El atelier de los deseos» (2014), publica ahora «A la luz del amanecer» (Alfaguara). Hortense, profesora de danza cercana a los cuarenta, está en un momento crucial de su vida, siente sobre ella el peso de muchas preguntas acumuladas: ¿Cuál es la razón de seguir impartiendo clases de baile?, ¿tiene sentido seguir su aventura con un hombre casado o es sólo una inercia dolorosa?, ¿es esa la vida que se espera de una mujer de su edad sin matrimonio ni hijos? Si todo es una mentira, quizá sea la que ella misma se ha contado. ¿Se puede alcanzar la felicidad mintiéndonos a nosotros mismos?

Como en todas sus novelas su heroína es mujer, «pero hay hombres con papeles secundarios muy importantes. Hortense es una mujer que se miente a sí misma, que ha negado lo que no funcionaba en su vida y no lo ha resuelto. Su historia es la reconstrucción de una mujer que acaba aceptándose a sí misma y pasa de la pasividad a actuar, a ser ella misma», explica la autora. Es una mujer con muchas preguntas y pocas respuestas porque «sabe que éstas van a hacerle daño, por eso se engaña en la ilusión de que todo va bien». Pero de vez en cuando es necesario reflexionar y ese parón le llega con una lesión que le impide bailar. «Es cuando abre los ojos y se da cuenta de que lo que pasa y de lo difícil de hacer balance, pero la situación la obliga a pensar sobre aquello que tiene que cambiar en su vida». Y prosigue, «sabe que enfrentarse a sí mismo y tomar decisiones es lo más complicado, pero a veces hace falta atravesar esas pruebas internas para poder reconocernos a nosotros mismos, extraer enseñanzas y madurar».

Cuestiones psicológicas

Martin-Lugand no la juzga como suele hacer la sociedad con una amante, como mujer fatal rompe familias. «Quería plantear la historia desde el punto de vista de la amante, contar el relato de una mujer enamorada que sufre. Se va con este hombre, por una parte nocivo y por otra providencial, para poder sobrevivir –aclara–. Quería llevar al lector a reflexionar sobre las razones que han llevado a esa situación, ella no saca ningún placer de ser la amante de nadie, se siente culpable respecto a la familia de él, pero no puede luchar contra sus sentimientos». Por otro lado y como en otras novelas, Martin-Lugand hace un fino análisis psicológico de los personajes. ¿Le ayuda su condición de psicóloga? «Sin duda tiene que influir, pero no es algo consciente. Cuando construyo mis personajes no pretendo hacer un estudio clínico, pero digamos que en mi mirada intervienen sin duda mis conocimientos de psicología». En cualquier caso, le gustan los personajes fuertes, con heridas, que reflejen las contradicciones del ser humano. «Me interesa demostrar que no hay nadie perfecto, mis personajes tienen virtudes y defectos, partes luminosas y oscuras que forman parte de la complejidad del ser humano. Lo que pretendo es llevarlos a otro lugar, que evolucionen a lo largo de la trama».

Para ello, las emociones y los valores juegan un papel importante. «Son parte de mi forma de escribir, necesito fundirme con mi personaje principal para sentir el mundo como ella. Transcribiendo sus emociones el lector puede vivirlas también. La familia, la amistad, los problemas del trabajo... forman parte de la vida real, de nuestra vida cotidiana y eso es lo interesante», concluye.