Las cárceles del futuro: La luz del sol y los colores vivos serán claves
Las prisiones pasarán de ser meros centros de confinamiento a lugares donde lo que domina es la inteligencia artificial.
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Las prisiones pasarán de ser meros centros de confinamiento a lugares donde lo que domina es la inteligencia artificial.
Hasta 2020 la mayoría de las cárceles del planeta seguían un patrón muy similar: a los tres años de su liberación, el 67% de los antiguos reclusos eran arrestados nuevamente. Y a eso había que unirle el gasto que generaban: solo en Estados Unidos el sistema carcelario costaba a diario unos 150 millones de euros. Era obvio que el sistema fallaba por muchos sitios.
Este relato no trata de los casos, los reincidentes, las penas o la justicia, sino de la apuesta, justificada o no, por un sistema penitenciario diferente realizada por algunos países.
En 2010, un equipo de diseñadores y arquitectos de Malasia ganó un premio internacional de diseño de rascacielos con una prisión vertical, una idea que influyó en las cárceles actuales. De acuerdo con el diseño, los reclusos vivían en una colonia suspendida sobre la ciudad, trabajando para sostenerse y contribuir a la comunidad. La prisión tenía espacios verdes, fábricas y plantas de reciclaje todo ello operado directamente por los internos como una forma de retribuir a la comunidad. Era autosuficiente en un 98% y se sugería y hasta se animaba a los presos a que hicieran rotaciones en sus funciones, aprendiendo en el camino jardinería, tratamiento de aguas, reciclado, cocina, etc. La cárcel estaba ubicada en el centro de la ciudad junto a los juzgados, lo que permitía el traslado de los reclusos, reducía la cantidad de viajes requeridos desde una cárcel remota y también facilitaba el contacto con familiares.
La arquitectura también tuvo en cuenta otros factores. Los supermercados, centros comerciales y hasta los casinos y hoteles tienen muy claro que el entorno puede manipular el comportamiento, de modo que la disposición de objetos, mercaderías y bienes tiene el objetivo de hacernos gastar más dinero. Lo mismo ocurre en las prisiones. Las empresas de arquitectura, KMD y HMC, utilizaron los principios de diseño de las universidades y los hospitales para construir una cárcel para mujeres en San Diego cuyo objetivo es reducir las agresiones, el vandalismo y, eventualmente, la reincidencia. El recinto tiene colores vivos que actúan como un mapa, para saber dónde nos encontramos. Por otro lado hay una gran cantidad de luz natural, lo cuál también es importante. La luz solar afecta directamente el estado de ánimo de una persona: en sitios con poca luz o cielos grises constantemente, los habitantes tienen mayor índice de depresión.
Las cárceles están orientadas para capturar la luz solar durante el invierno y protegerse contra el calor del verano. En lo que a seguridad respecta, cada módulo está conectado con un solo ascensor, varias puertas de seguridad con controles biométricos y zonas seguras en caso de incendio. Los reclusos llevan unas pulseras específicamente diseñadas que le dan acceso a ciertas zonas, señalan su estado físico y alertan al personal de seguridad de su ubicación en todo momento, lo que ha permitido reducir el personal destinado al control de los presos y ampliarlo en otros sectores, como la educación en reinserción, talleres, médicos y otros. Todo el mantenimiento del edificio lo llevan a cabo los mismos internos.
Por otro lado la tecnología ha traído robots y sistemas de IA a las cárceles. Cientos de pequeños robots con sensores de todo tipo recorren sin cesar las instalaciones, tanto para evitar fugas como para controlar al estado de tuberías, ventanas y demás. La inteligencia artificial, por su parte, se utiliza para detectar los cambios en los reclusos. Gracias a ello es posible identificar conductas suicidas, agresivas y hasta diagnosticar patologías más graves que, con la opinión final de un expertos, contribuyen a señalar a los más problemáticos, los reincidentes que no cambiarán y aquellos que ponen en peligro no solo a la sociedad en el exterior de la cárcel, sino también a la población interna.