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Las mentiras históricas del independentismo catalán

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No por muchas veces repetidas acaban por convertirse en ciertas. En el día de la celebración de la Diada recogemos cinco de las ideas que han calado en una parte de la sociedad catalana y tergiversan de manera intencionada la realidad
No por repetidas determinadas ideas acaban por convertirse en ciertas. En el día de la celebración de la Diada recogemos cinco de las falsas teorías que han calado en una parte de la sociedad catalana y tergiversan de manera intencionada la realidad.
Así ha evolucionado la participación en la manifestación de la Diada
1. No fue una guerra de España contra Cataluña
Los historiadores nacionalistas dicen que la Guerra de Sucesión (1701-1714) que enfrentó a partidarios de Felipe V con los del archiduque Carlos fue una guerra de España contra Cataluña. La prueba, dicen, es la resistencia del “pueblo catalán” al “invasor” castellano. La Guerra de Sucesión la convierten en la Guerra de Secesión. La reducción de un conflicto mundial entre potencias a una cuestión de identidad “nacional” es absurdo. La división fue entre españoles: Madrid fue austracista, por ejemplo, mientras Tarragona fue borbónica. No fue un conflicto de identidades nacionales, sino por proyectos dinásticos.
2. Felipe V fue traicionado
Felipe V juró los fueros y abrió las Cortes catalanas el 4 de octubre de 1701. El acuerdo consistía en respetar las leyes propias a cambio de reconocer al Borbón. Cuando las noticias fueron que Felipe V podría perder la guerra, un grupo de nobles catalanes negociaron con Inglaterra el cambio de bando. La traición se consumó el 20 de junio de 1705, y produjo un enfrentamiento armado entre catalanes: los 'vigatans' austracistas y los 'botifler' borbónicos. Tras la caída de Barcelona en septiembre de 1714, Felipe V abolió su acuerdo porque consideró que habían cometido delito de alta traición. En consecuencia, es mentira que “los catalanes” lucharan contra Felipe V por mantener los derechos y libertades de Cataluña.
3. Ni el 11 de septiembre
El asedio de Barcelona concluyó el 12. La tarde del 11 un grupo de defensores fue a pactar con el borbónico duque de Berwick, quien les dio de plazo hasta el amanecer del día 12 para la rendición. No aceptaron, por lo que el francés incendió la ciudad. A mediodía del 12 los defensores enarbolaron la bandera blanca, y esa tarde entraron las tropas en Barcelona.
4. Ni murió Rafael de Casanova
En el conflicto no murió Rafael Casanova, Conseller en Cap en septiembre de 1714, ni siquiera combatió. El 11 de septiembre, antes del asalto de las tropas borbónicas, Casanova colocó en la muralla el estándar de Santa Eulalia. Fue entonces herido en una pierna, trasladado al colegio de la Merced, y después a la propiedad de su hijo en Sant Boi de Llobregat. Fue amnistiado en 1719 y continuó ejerciendo la abogacía hasta su muerte en 1743.
5. El bando de los Tres Comunes fue de unidad
El indepentismo catalán insiste en que el bando de los Tres Comunes el 11 de septiembre llamaba a los catalanes contra la invasión hispano-francesa. Sin embargo, el bando animaba a “todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la Libertad” a derramar “su sangre y vida por su Rey (Carlos), por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España” para no ser “esclavos” de Francia. Los Tres Comunes eran el Diputado General de Cataluña, el Brazo militar y el Conseller en Cap, Rafael de Casanova, demostrando una vez más que no luchó por la secesión de Cataluña, sino por una España independiente de Francia.