Antiheroínas de pesadilla
La mayoría de las intrigas psicológicas están escritas por mujeres y sus protagonistas son féminas abnegadas que sufren desengaños y padecen los sufrimientos del amor o la traición. En los últimos años, las novelas de suspense psicológico han convertido al personaje femenino principal en una especie de monstruo de maldad, del mismo rango que los malvados tradicionales de la novela policiaca y sus estribaciones en el «thriller» de intriga con psicópata, violador o asesino en serie. La singularidad de «El engaño», de Charlotte Link, son los personajes femeninos, dos mujeres policía fuertes pero problemáticas, que acaban dirigiendo la investigación criminal. Antiheroínas que respiran la atmósfera enrarecida de la pesadilla, en una complicada trama de suspense y acción. Link sigue a H. P. Lovecraft: «El factor más importante de todo es la atmósfera, ya que el criterio último de autenticidad no reside en que encaje una trama, sino en que se haya sabido crear una determinada sensación».
Desde el inicio, Link muestra su estilo de intrigar al lector sembrando la sospecha en cada personaje. Todos «presienten el acecho», «algo llama su atención», sin explicarse de dónde viene esa sensación, «incapaces de moverse». Parece obvio, pero es un arte. Crear esa intermitente sensación de angustia y desasosiego.
El mecanismo de cualquier intriga para lograr el suspense es la insistencia y la repetición de la sospecha, precursor del miedo a lo desconocido. Y en el arte de crear suspicacias, Charlotte Link es una maestra consumada. Utiliza la introspección psicológica para realzar los miedos y temores de los personajes, mientras organiza un complejo entramado de líneas argumentales que se mezclan con destreza hasta colocar al lector en un continuo estado de ansiedad. Su astucia es dilatar la sorpresa del final con trucos de oficio de probada solvencia.
Nadie podrá decir que Charlotte Link es una mala urdidora de tramas intrincadas, capaz de mantener el suspense y lograr atmósferas turbias. A veces será simplista. Recurrirá a efectos convencionales. A una extremada violencia. Pero incluso su discursividad un tanto pesada logra sus fines: mantener la intriga en el tiempo, manejar al lector como una marioneta a lo largo del relato y dejarlo colgado del angustioso «¿qué sucederá?».
Adrenalina hasta el final
¿Se puede pedir más a una novela de intriga y acción? Sí, que algunos relatos paralelos innecesarios no crezcan y hagan pensar al lector que forman parte esencial de la intriga principal. Aunque a los adictos a este género gusten de tales digresiones, porque lo que buscan es librar la adrenalina con la tensión. Por eso, el secuestro de la familia es un relato paralelo que produce pavor, acrecenta el suspense y desvía la atención del lector de la escena principal.
En cuanto a los personajes, Charlotte Link carga las tintas en los problemas psicológicos y familiares de las dos policías y retrata a la víctima de la violencia machista con veracidad. Un personaje débil y enamoradizo, dependiente del maltratador, ejemplo de hasta qué punto el amor y la fascinación en una mujer sin identidad fomenta la dependencia del varón sin escrúpulos. Se salva de ese mundo tenebroso y enfermizo la pareja de lesbianas, tan buena y amable como el matrimonio del guionista. Los hombres, inseguros, incapaces de tomar la iniciativa o resolver sus adiciones ocupan el lugar tradicional de los personajes femeninos: un rol secundario.