Arden los 70
Mondadori apuesta por Garth Risk Hallberg, el nuevo autor de la Gran Novela Americana
Todo escritor americano parece aferrado a un deseo imposible de colmar: escribir la Gran Novela Americana. Don DeLillo, David Foster Wallace y Jonathan Franzen respondieron a ese deseo con obras como «Submundo», «La broma infinita» y «Libertad», respectivamente. Ahora, en cambio, es el turno de Garth Risk Hallberg, un escritor de menos de 40 años y que con su primera novela, «Ciudad en llamas» (publicada en octubre de 2015 en EE UU con inusitada expectación y por la que se pagó un anticipo de dos millones de dólares; de ella se ha dicho que es «épica y absorbente») se ha convertido, según la prensa especializada de ese país, nada menos que en un autor (otro más) «fabuloso» y «talentoso».
Puede ser. Sólo el tiempo y los lectores serán los encargados de dictaminar si lo es o no. En cualquier caso, es una novela abrumadora, un poco densa, y que en sus más de mil páginas pretende ser, antes que nada, la radiografía precisa, y épica, de una época determinada: el Nueva York de mediados de los setenta. Allí, en ese espacio y en ese tiempo aparecen William Hamilton-Sweeney y su hermana Regan, dos niños ricos que, después de no haberse visto en diez años, vuelven a encontrarse.
William, que había roto relaciones con su familia durante la adolescencia, vive, tras desarmar el grupo de punk que había fundado, en el barrio de Hell’s Kitchen con su novio, un profesor de Georgia que también está aferrado al deseo imposible de escribir la Gran Novela Americana. Regan, por su parte, sigue perteneciendo a la alta sociedad, aunque, a punto de divorciarse de su marido, puede llegar a provocar un drama familiar. A partir de este reencuentro entre los dos hermanos, y sobre el que se asienta el desarrollo de la novela, Garth Risk Hallberg, que es profesor de escritura creativa, despliega, con toda intensidad, el mapa turbulento de una ciudad nerviosa y efervescente, con personajes extravagantes que van y que vienen desde los bajos fondos del Bronx hasta las más altas cimas de la Quinta Avenida, con un par de adolescentes que deambulan por el Bajo Manhattan, con la música punk y la de Patti Smith gritando que no hay futuro y que, en conjunto, son las piezas de un rompecabezas que alcanzará su forma y su sentido inédito en julio de 1977, cuando un inmenso apagón deje a oscuras toda la ciudad. Así, esta primera novela de Hallberg parece destinada a ser leída, solamente, en clave realista, pues el autor se vale de una prosa distante y muy bien ejecutada con la que intenta recrear a la perfección una época difícil de atrapar: un momento histórico y convulso, de ritmo acelerado y que, entonces como ahora, era un hervidero en el que confluyen las razas, los sexos, el variado elenco de la simple humanidad. Aun así, dentro de ese tono realista y de una destreza narrativa que por momentos es admirable, Hallberg se las ingenia para ofrecer algo más: una visión particular sobre la ciudad en la que «todo se reparte a domicilio» y que, con sus luces, sus sombras y destellos, es capaz de mantenerse encendida en medio de tanta oscuridad.