«Blacksad», otro zarpazo del tebeo de género
El Nacional de Cómic premia el quinto tomo de la saga de Díaz Canales y Guarnido, un viaje felino a las esencias del «noir» con millones de lectores
«Hay mañanas en las que cuesta más trabajo digerir el desayuno. Sobre todo si amaneces frente al cadáver de un viejo amor...». Año 2001. Primera página. John Blacksad entra en escena y de repente la habitación emana un aroma a Raymond Chandler. Un investigador privado con buena pegada, una botella de emergencia en el cajón y una gabardina, garitos donde el hampa juega al billar, millonarios sin escrúpulos, mujeres fatales que acaban ídem, asesinatos... La novela de Juan José Guarnido y Juan Díaz Canales lo tenía todo para ser la película del año. Sólo que no era una película, ni una novela: era un tebeo. Un cómic, novela gráfica, llámenlo como quieran, dispuesto a jugar con los moldes más que a romperlos. Excepto en una cosa: Blacksad, como el resto de los pobladores del universo «noir» de Díaz Canales (guión) y Guarnido (dibujo y color), son animales antropomórficos. El detective es un gato negro; Weekly, el periodista, una garduña; sus amores, gatitas sinuosas; los matones, y los hay de todo pelaje, osos, rinocerontes, búfalos, comadrejas, caimanes o varanos. Quince años, y cinco álbumes después, esta explosión de talento obtuvo ayer el reconocimiento institucional con el Nacional de Cómic 2014. Un galardón que recae en una obra, en este caso el quinto volumen de la serie, «Blacksad: Amarillo», que lleva al protagonista al medio Oeste americano después de haber corrido aventuras en Hollywood y Nueva Orleans.
Contra los prejuicios
Guarnido (Salobreña, 1967) explica LA RAZÓN que este reconocimiento, dotado con 20.000 euros y que llega después de otros internacionales como el Eisner –en dos categorías, en 2010–, el Harvey, y un rosario de galardones en festivales como Angulema y Barcelona, es «una alegría. A nadie le amarga un dulce. Después del elenco fantástico de grandes autores y obras que lo han ganado desde la creación gozosa de este premio, formar parte de esta tradición es un orgullo». Se refiere a la breve pero prestigiosa lista de premiados anteriores: Max (2007), Paco Roca (2008); Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí (2009), Altarriba y Kim (2010), Santiago Valenzuela (2011), Alfonso Zapico (2012) y Miguelanxo Prado (2013). Y hace un importante subrayado: «Se le ha ido dando a obras de autor, intimistas, autobiográficas, y un poco menos al cómic ‘‘mainstream’’. El nuestro es cómic de gran público en el sentido noble. Una obra popular pero de calidad, con estándares altos tanto de guión como de dibujo, referencias narrativas y elementos que enriquecen el producto y le dan dignidad, tanta como la de otro más ‘‘de autor’’». Dicho de otro modo: «El premio ha tenido un cierto abanico de estilos: podría parecer que ignoraba un cómic más de género. Con ‘‘Blacksad’’ se completa ese abanico». Díaz Canales (Madrid, 1972) corrobora para estas páginas que el galardón es «una alegría», y añade: «Estamos necesitados de reivindicación, como un arte al que lastra cierto prejuicio de ser menor». El eterno «sanbenito» de «lectura para chavales» que no acaba de desaparecer. ¿O sí? «Se ha avanzado mucho gracias a hechos como el Premio Nacional, que te da cierto reflejo en medios de comunicación y es un escaparate para gente que se encuentra alejada normalmente del cómic», reconoce el guionista. Lo cierto es que «Blacksad» no tiene nada que envidiarle a «Sin City» o «Torpedo», referentes del género negro en viñetas, y, como éstos, puede mirar a los ojos a la mejor narrativa policiaca. Aunque el madrileño aclara algo cuando se le pregunta por el eterno referente vecino y su potente industria de «BD»: «Más que el mercado francés del cómic, deberíamos mirarnos en la cultura gala. No es que en España se lean pocos cómics, es que se lee poco en general. Allí se venden más tebeos, más novelas, más periodicos, hay más programas culturales en la televisión... La consideración del artista y de la cultura es mayor que la que hay aquí».
Las claves de «Blacksad» son sencillas. «Es mi obra principal: mi logro más grande; le he dado forma, carne, y me lo he apropiado hasta el punto de que lo considero mío, aunque fuera inventado por Juan», cuenta Guarnido. Y Díaz Canales explica: «En un terreno conocido, un género muy popular y de fácil lectura, aunque las tramas tienen complejidad propia, ofrece ese punto de originalidad al utilizar a los animales desde una aproximacion gráfica muy realista». Entre sus referentes, la edad de oro del cine negro y Fritz Lang, desgrana el guionista, que trabaja ya junto al dibujante Rubén Pellejero en una nueva entrega de las aventuras de «Corto Maltés», la primera desde la muerte de Hugo Pratt.
Un éxito en todo el mundo
«Blacksad» es un fenómeno internacional, con entre 1,5 y 2 millones de ejemplares vendidos. «La serie, afortunadamente, no necesitaba muchos empujones, porque goza de muy buena salud: sigue contando con el respaldo de un montón de lectores, traducciones, algún premio... Y, sobre todo, Juanjo y yo seguimos divirtiéndonos y tenemos muchas cosas que contar», asegura su guionista. «Puñetas, lo hemos hecho bien, estamos orgullososo de nuestro trabajo», añade Guarnido.