Carrère delira por un bigote

Cuatro novelas de no ficción han sido suficientes para pensar en Emmanuel Carrère como uno de los autores más interesantes que ha dado Francia en los últimos años. Desde «El adversario», publicada en 1999 y en la que recrea el caso del falso médico Jean-Claude Romand (quien en 1993 mató a su familia antes de que se descubriera su mentira) hasta la celebradísima «Limónov», donde se inventa la vida real de un personaje que parece ficticio, Carrère ha ido plasmando una obra sólida y potente que ha girado, básicamente, sobre el horror y la locura, dos temas, como ha escrito Carrère, que le han obsesionado a lo largo de su vida.

«Mis libros no hablan de otra cosa», ha dicho Carrère, quien antes de «El adversario» había escrito cinco novelas estrictamente de ficción que también se sumergían en un mundo de pesadillas. Dos de ellas, ahora, han sido recuperadas por Anagrama: «Una semana en la nieve» (un viaje a los terrores infantiles y ganadora del Premio Femina en 1995) y «El bigote», en la que el protagonista se ve envuelto en una trama delirante que termina lo saca de quicio.

Publicada en 1985 (y llevada al cine por el autor, con Vincent Lindon en el papel protagónico), la novela cuenta la historia de un arquitecto que, tras cinco años de feliz matrimonio con Agnès, una mañana decide afeitarse el bigote pensando en qué dirán su mujer y sus amigos. Pero cuando se los encuentra, ellos no sólo no dicen nada, sino que, además, le aseguran que jamás ha llevado bigote, con lo cual, a partir de entonces, se inicia una serie de enredos y de malentendidos que hacen que el arquitecto termine en medio de una intriga paranoica en la que nada parece lo que es y donde el humor, por momentos, es nada más que un velo tras el cual se agazapan el horror y la locura.