Carrère, entre Drácula y el sexo
Carrère ha dicho en no pocas ocasiones que «apenas hay diferencia entre el periodismo y la literatura», de ahí que en su prosa el periodista nunca desaparece detrás del escritor. Esa es la razón de este volumen en el que el autor transita por el reportaje, el articulismo, la crónica de casos judiciales, los proyectos cinematográficos, los informes de Europa del Este, los prefacios, las crónicas sobre sexo o las conferencias en esta treintena de escritos producidos entre 1990 y 2015. En ellos, encontraremos otras vidas que no son la del parisino, pero que afortunadamente están entrelazadas con la suya. En cada entrega se percibe al mismo Carrère y sus preguntas morales. Da igual que sean textos sobre Lovecraft o Philip K. Dick, entrevistas fallidas como la de Catherine Deneuve o la búsqueda de las huellas de Drácula en una Rumanía post- Ceausescu. Hay pocos escritores que puedan permitirse lo que les dé la gana, pero uno de ellos es el autor de «El reino», porque cuando su universo narrativo irrumpe en el nuestro, logra suplantarlo, hasta el punto de no permitirnos estar en un lugar conocido, sino en uno muy distinto y estimulante, que es el suyo. Encontramos el mismo talento para la claridad, la misma inteligencia para divagar hasta llegar al centro de las cosas y el itinerario del buscador de historias. Asistimos al «backstage» de su trabajo y a su magistral uso del «yo» en relación a la supuesta verdad.
Más allá de la variedad de los temas, de la heterogeneidad de los climas y de las tonalidades que estos motivos imponen, existe una unidad fundamental que se debe a la presencia misma del autor en cada línea. Siempre omnipresente, no solamente por su autobiografía implícita sino también por su lucidez teñida de ironía y autodesprecio: «Me considero como una especie de retratista», dice, y no le falta razón. Cuantos amamos a Carrère únicamente podemos sucumbir ante él.