Cuando Demis Roussos triunfaba
Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) es un narrador claramente integrado en el mejor realismo clásico; transita, con probada eficacia y desde hace años, por la senda de Baroja, Delibes, Aldecoa y Juan Marsé, entre otros. Y ha sabido reflejar como pocos las tensiones y esperanzas de la familia de clase media enmarcada en determinantes procesos históricos y señalados conflictos sociales. Novelas como «Carreteras secundarias» (1996), «El tiempo de las mujeres» (2003) o «La buena reputación» (2014) ahondan en esa fecunda materia narrativa que justifica la conocida frase que decía Leon Tolstoi: «Todas las familias felices se parecen; las infelices lo son cada una a su manera».
Actor de serie B
«Derecho natural» supone un nuevo asedio a esta temática con la voz y mirada de Ángel Ortega, un joven al que veremos madurar a través del tardofranquismo y la Transición en el seno de una familia formada por un padre arrogante, huidizo y tarambana, actor en películas de serie B, esforzado imitador de Demis Roussos; Luisa, la madre crédula, sacrificada, aunque también temperamental; un hermano pícaro y esquinado, y dos hermanas de voluble y anodino carácter. Con este panorama, repleto de fricciones cotidianas y temibles imprevistos, debe bregar nuestro héroe con la bienintencionada pretensión de evitar el descarrilamiento familiar y encauzar las erráticas vidas de tan singulares parientes. Sin olvidar a Irene, un amor de juventud, inmersa en el mundo de la droga. No es casual que Ángel estudie Derecho como soporte intelectual y emotivo de la propia existencia, que pretende regular conforme a la moral natural y la atinada sensatez. Se ha percatado muy tempranamente de las lacerantes contradicciones de la realidad: «Qué rara me parecía el alma humana, que tan fácilmente confundía la fuente del dolor y la de la felicidad» (pág. 106).
Recorremos en estas páginas la cercana memoria de un tiempo que resultó un tanto convulso a la par que esperanzado: la estética pop, los musicales televisivos, la eclosión del turismo, los «spaguetti westerns», la cinematográfica Escuela de Barcelona, la Movida madrileña o los extravagantes empleos y dedicaciones de unos personajes que viven el trasiego de una modernización colectiva, inmersos a su vez como estaban en los desajustes de una dura convivencia sentimental.
En el habitual tono narrativo que exhibe Martínez de Pisón, un cierto lirismo, una poética de la realidad, impregnan un relato donde no faltan tampoco el humor y la ironía. Es esta también una dramática historia de redención de culpabilidades en la que el protagonista asume los errores y malvivencias de su familia expiando así oscuras irresponsabilidades y absurdos despropósitos. Con sencillez expresiva, agilidad argumental, entrañable tono rememorativo, sin retoricismo alguno, se ha logrado aquí una excelente novela.