Drogas, sexo y Camus

Una Palma de Oro en Cannes en 2013 gracias a «La vida de Adèle», la adaptación al cine que Abdellatif Kechiche realizó de «El azul es un color cálido», situó a Julie Maroh en ese limitado Olimpo de que gozan unos pocos artistas del mundo del cómic: llegar al lector «generalista». La joven autora francesa sorprendió con una historia de pasión entre dos chicas adolescentes que se saltaba los tópicos narrativos y emocionaba. En «Skandalon» cambia de registro e historia, pero mantiene el eje sobre el que giran sus historias: una juventud urbana, actual, perteneciente a una generación en busca de señas de identidad, y un relato con algo de transgresión. «Skandalon» es la historia de Tazane, un nuevo ídolo del rock, un salvaje con prisas y talento al que, llegado a la cima creativa y de fama, casi todo le está permitido. Como el poder al Calígula de Camus, la adoración sin reservas acabará por desnortar al cantante. Si todo es aceptado, ¿qué sentido tiene nada? Sexo, drogas, alcohol y «groupies» componen el descenso a los infiernos de este retrato de un Mick Jagger o un Pete Doherty apócrifo que pierde los papeles. En ese sentido, «Skandalon» ofrece un punto de partida interesante y algunas páginas con gancho pero también unos cuantos lugares comunes. El malditismo de su personaje es mucho más atractivo en el Baudelaire al que cita el propio Tazane, obsesionado en ser un verso suelto él mismo, aunque sea a costa de su sangre. Su nihilismo, mucho más profundo en el emperador de Camus.

El problema es que Tazane vive rápido pero deja un cadáver no muy bonito. A los aficionados al estilo de los relatos urbanos del italiano Gipi les gustarán los trazos y colores de «Skandalon». Siendo un trabajo correcto y con personalidad, a quien firma, le convencía más el azul y blanco de su obra anterior.