El ruido del fracaso
En 2012 saltó a la palestra con «La mujer de sombra» un novelista transgresor y heterodoxo, Luisgé Martín, que ahondaría en una temática escabrosa y atrabiliaria, donde el sexo y cierto erotismo marginal adquirían una dimensión existencialista. Se consolidaba un riguroso escritor adscrito al realismo psicológico, con el que pretendía evidenciar prejuicios convencionales. En esta línea aparece «La vida equivocada», una historia de secretos, fracasos y malentendidos que configura la reivindicación de la belleza física sobre la valía intelectual, la terrible conciencia de la mortalidad, la amoralidad de los actos enajenados, las supuestas capacidades revolucionarias de la cultura, los claroscuros de la sentimentalidad homosexual, el destructivo discurrir del tiempo, o el demoledor poder de la mentira.
Con tan ásperos componentes el narrador, protagonista del relato, nos presenta a Max, inquieto y desnortado joven, autor de una única novela futurista, y a su padre, Elías, muerto en un accidente aéreo cuando aquél era niño. Ya adulto, este hijo intrigado por los inquietantes indicios que ha acumulado sobre su progenitor acabará descubriendo un lacerante secreto familiar de repulsiva naturaleza. Con estilo neonaturalista, combinando lo patológico y lo emotivo, se desarrolla la misteriosa mixtificación de esa equivocada vida, la de un padre que ha conocido la pobreza, el exilio, la frustación en su profesión musical, una sexualidad desviada y hasta la condición de agente secreto internacional. Finaliza el libro con una meditación de Elías: «No es cierto que sintamos envidia de los triunfadores. Sentimos envidia de las personas felices»; Ésta es la clave de unos atormentados personajes que se deslizan por ocultaciones y fingimientos hacia un autorreconocimieto doloroso y lúcido, esencia de esta sobresaliente novela.