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El tatarabuelo del Capitán Trueno

Jorge Molist consigue urdir una novela llena de intrigas en «Tiempo de cenizas»
larazon

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Muchas de las novelas históricas actuales suelen mezclar la evocación con el clásico relato de aventuras. Otras ponen más énfasis en la reconstrucción épica del pasado, sus gestas y batallas, enredándose en la documentación histórica. Son cautivos del oropel del dato; de la mistificación posmoderna del relato histórico. Lo contrario a las novelas de Jorge Molist ambientadas en el Renacimiento y deudoras de la novela bizantina de aventuras. «Tiempo de cenizas» es la continuación de uno de sus grandes éxitos editoriales, «Prométeme que serás libre». Un brioso novelón que bebe sin remilgos de «la novela de aventuras peregrinas», género antecesor de la narraciones aventureras del siglo XVI y XVII y de la novela histórica romántica, que para los lectores de tebeos del siglo XX tuvo su correlato en cientos de héroes que podrían sintetizarse en El guerrero del antifaz y El capitán Trueno.

Perverso Borgia

La relación de los dos amantes que encuentran obstáculos para su relación amorosa y la búsqueda infatigable de la amada hasta el feliz reencuentro final es el núcleo esencial de la novela griega y bizantina. Tras las enormes adversidades sufridas en «Prométeme que serás libre», «Tiempo de cenizas» comienza con los amantes felizmente casados en Roma. Su librería es el lugar de moda de la corte y el Vaticano, pero la aparición del perverso Juan Borgia, Duque de Gandía, encaprichado de la hermosa mujer del protagonista, no presagia nada bueno. O sí, relanzar la aventura.
En el centro del relato, la familia Borgia, cuya sola mención espolea la imaginación novelesca. Justo lo que pretende su autor: el relato de una época brutal en la que los amantes se vean zarandeados por el más cruel de los destinos, la separación. De nuevo las vicisitudes y aventuras del protagonista punteadas por duelos, encerronas, violaciones, raptos, abordajes piratas, batallas, cautiverio y, al final, la Inquisición. Northrop Frye llama al relato de esta búsqueda «la peregrinación del deseo». Una peligrosa deriva, cuyo triunfo es superar, como Ulises, los escollos hasta volver al estado de identidad: la unión con su amada.
Jorge Molist consigue crear un prodigioso mundo novelesco donde se mueven con soltura desde Maquiavelo a Garcilaso de la Vega y el Gran Capitán, utilizando una prosa fluida en una narración repleta de intrigas que se sucedan de forma tan vertiginosa que crea adicción en el lector.

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