Buscar Iniciar sesión

El tormento de Nelly Rivas, la amante adolescente de Perón

larazon

Creada:

Última actualización:

Nélida Haydeé Rivas tenía 14 años cuando se convirtió en la amante del presidente argentino Juan Domingo Perón, con quien mantuvo una relación de poco más de un año que marcó su vida
Nélida Haydeé Rivas tenía 14 años cuando se convirtió en la amante del presidente argentino Juan Domingo Perón, con quien mantuvo una relación de poco más de un año que marcó su vida y la convirtió en una mujer perseguida y atormentada.
Los detalles de la relación de Nelly Rivas y P nerón aparecen ahora en el libro “Amor y violencia”, de Juan Ovidio Zavala, que fue abogado de la familia Rivas y que, a sus 90 años, explica en una entrevista con Efe que ha querido arrojar luz sobre un episodio silenciado durante décadas a partir de documentos y del testimonio de la protagonista, ya fallecida.
Nélida, a quien todos conocían como Nelly, era una joven “inteligente y con mucha personalidad” que se acercó a Perón como lo hacían otras adolescentes que despuntaban por sus calificaciones o por su trabajo en organizaciones peronistas.
Conoció a Perón, que entonces tenía 60 años, en el jardín de la quinta presidencial en 1953 y “se quedó impactada, sin palabras”, según el autor, que sostiene que durante semanas se sucedieron las visitas hasta que se instaló en la residencia para cuidar a los perritos de la segunda esposa del general, Eva Duarte, que había fallecido en julio de 1952.
Nelly y Perón mantuvieron una relación “discreta y reservada” que contó con el consentimiento de los padres de la adolescente, un empleado y la encargada de una casa de renta de origen paraguayo que vivían en una portería.
La influencia de “Nenita” o “Nelita”, como la llamaba Perón, aumentó hasta el grado de que, apunta Zavala, su insistencia hizo que el presidente acudiera a la inauguración del Festival de Cine de Mar del Plata en 1954 y la presentara en público.
“Hice todo lo posible porque fuera un hombre feliz, porque sintiera que tenía una familia. Nunca pretendí competir con Evita. (...) Mi tema era él y en realidad conformarlo y gustarle resultaba mi preocupación”, explica Rivas en el libro.
Celebró su 15 cumpleaños con una fiesta en los salones de la residencia y fue tratada por Perón como primera dama hasta que el golpe de Estado de septiembre de 1955 obligó a huir al general y el romance se transformó en un drama para la joven.
El 18 de septiembre de 1955, Perón le pidió que regresara a su casa y le entregó un sobre con 400.000 pesos y joyas heredadas de Evita.
“Le serví café que le gustaba y coñac. Cuando él me besó a la salida de la residencia me dijo: Llévate los perritos, nos vemos pronto, buena suerte. Yo era solo una mujer muy triste, con mucho miedo. Nadie, nadie podrá comprender todo el sufrimiento por el que he pasado”, continúa.
“Eres lo único que tengo y lo único querido que me queda”, escribía Perón desde la cañonera paraguaya en la que se asiló en septiembre de 1955, en una de las cartas que le envió a la joven a través de la embajada de Paraguay.
“Nenita, quedate tranquila. Con lo que te dejé podrás vivir un tiempo. En cuanto llegue te mandaré a buscar y así los dos haremos una vida tranquila donde sea”, reza otra de las cartas.
Rivas estuvo a punto de reunirse con el general en la cañonera pero no lo hizo para cuidar de sus padres. “Allí perdí el tren de la historia”, lamentaba en una de sus conversaciones con Zavala.
El nuevo gobierno acusa a Perón de estupro y ordena un registro policial en casa de los Rivas durante el cual desaparecen el dinero, las joyas y las cartas del general.
Poco después, las cartas de Perón aparecen en la prensa y el general piensa que su amante le traicionó.
“El objetivo de la denuncia es obligar a Perón a volver, pero no lo consiguen, jurídicamente la demanda no tenía sustento, lo único que hace el Gobierno es perseguir a la niña”, afirma el abogado.
Rivas es detenida y durante 218 días permanece en el Asilo de San José, donde se encerraba a prostitutas menores, del que salió muy enferma.
Hasta veinte veces apeló Zavala, militante radical y cercano al presidente Arturo Frondizi, como abogado de los Rivas para que le devolvieran los objetos que le había regalado Perón y que nunca aparecieron, pese a que una corte de apelaciones resolvió a su favor de la entrega.
Aunque se casó en 1958 y tuvo dos hijos, Rivas “quedo destrozada y marcada de por vida”, lamenta el abogado.
Volvió a ver a Perón un día de 1973, cuando el general estrenaba su tercer y último mandato tras el exilio.
“Fue un breve encuentro al que asistió acompañada de su marido, y el general le dijo: entenderás que es la última vez que nos vemos”, recuerda Zavala.
Nélida Rivas falleció en la pobreza, abandonada y olvidada por peronistas y antiperonistas, tras una vida, concluye el abogado, “triste y dolorosa”.

Archivado en: