El último «round» de Caracas
Méndez Guédez organiza su novela en cortos capítulos a los que llama «rounds». Esta estructura da agilidad al relato y es una metáfora de la vida en la Venezuela de Hugo Chávez, un continuo combate de boxeo en el que es obligado subir al cuadrilátero aunque no sepas quién ni por qué te golpea. Este desconocimiento marca el itinerario de los protagonistas: Donizetti García y su amigo de juventud, Manuel. El primero trabaja en una agencia de noticias del gobierno venezolano y, para ganarse un sobresueldo, traslada misteriosos maletines verdes cuyo contenido desconoce a cualquier punto del planeta. Su nombre es tan tragicómico como lo ha sido toda su vida, definida por «una desbocada tendencia a la invisibilidad». Manuel ha sido despedido de su trabajo como periodista radiofónico y sabe lo que es vivir al margen de lo establecido. Ambos deciden buscar una segunda oportunidad y mientras sobreviven en una Caracas arrasada por la violencia, la escasez y la vigilancia política, deciden dar un golpe y enfrentarse al poder que les está aplastando y del que forman parte venezolanos, cubanos, rusos, colombianos y americanos, en un entramado de intereses que hace que la saliva se atragante. «Los maletines» es un viaje al fracaso, la frustración, los sueños rotos y la lucha desesperada para mantenerse a flote en una ciudad en la que entran las balas por las ventanas y las personas desaparecen sin dejar rastro. Un humor ácido hace que esta novela negra entronque con la tradición de la novela picaresca y nos haga sonreír en situaciones duras mientras que el bagaje intelectual del autor nos alimenta con frases brillantes.