España está colonizada
En 2013 se publicaba «Intemperie», de Jesús Carrasco (Olivenza, Badajoz, 1972), una novela de ambiente rural protagonizada por un muchacho y un pastor aliados ante las adversidades de un entorno primitivo y amenazador. Más allá de la trama, resaltaba en este libro el escueto tratamiento del lenguaje literario, la acción detenida en un limbo temporal y el creativo esquematismo de los personajes, en un eficaz replanteamiento del realismo centrado aquí en la clásica oposición entre civilización y barbarie. Con idénticos supuestos, aunque diferentes tono e intención, «La tierra que pisamos» nos sitúa ucrónicamente en una España colonizada por un todopoderoso Imperio global, tras el que se adivina el triunfo de cualquier conocido utopismo mesiánico. En esta situación y en un pueblo de Extremadura al pie de un castillo de evidente ascendencia kafkiana conocemos a Eva Holman, esposa de un tiránico y ahora impedido coronel que arrasó numerosas tierras anexionadas a esa vasta administración mundial. La historia comienza cuando un desconocido, de cara desfigurada y desastrado aspecto, se planta ante la casa de esa privilegiada pareja de acomodado retiro social. Se inicia así una intriga que hará tambalearse las bienpensantes convicciones de Eva, ya en entredicho por la muerte del hijo al servicio de un desquiciado e inmisericorde expansionismo patriótico. El misterioso visitante aportará la clave de ese universo concentracionario y depredador, poblado por dominadores y esclavos, escenario de crímenes masivos e interminables venganzas, un mundo sin luz ni esperanza.
Es esta una novela acertadamente ideológica, que postula los valores entre místicos y ecológicos de la tierra en su más amplio sentido: campos, animales y el propio ser humano integrado en el respeto hacia ese entorno que genera la vida y propicia el futuro. Con un estilo narrativo de austera adjetivación y directa composición visual, un pautado desarrollo del suspense argumental y cierto lirismo de inquietante evanescencia ambiental, atrapa al lector desde sus primeras páginas, sumergiéndolo en la evidencia histórica de no muy lejanas matanzas centroeuropeas o del colonialismo en África. Valiente, conseguida apuesta literaria.