Extremoduro, una biografía poética

Dicen que "Agila"era un disco comercial. Vendió 300.000 copias en 1996 sin promoción. ¿Comercial? Los oídos de 2013 piden una tregua al escuchar sólo la mitad. Los bramidos de Robe Iniesta no están hechos para cualquiera, pero es disco fue el comienzo de la estrella más improbable del rock en España y ese caso sintetiza las mayores virtudes del extremeño: "Ser Satán con lira", como le define Javier Menéndez Flores en uno de los capítulos de "Extremoduro. De profundis", la biografía autorizada de la banda. "Extremoduro causan espanto en mucha gente por su discurso feroz. Porque a la hora de escribir, Robe puede pasar del lirisimo más bello al exabrupto. Ese es el encanto, esa huella tan personal", asegura su autor.

"Esa ferocidad, esa dureza. Iniesta ha bebido de la Banda Trapera del Río y de Camarón a partes iguales", le define certeramente el autor. Huidizo, crudo, humilde, son adjetivos que también se le pueden aplicar al líder de un grupo que no necesita conceder ni una sola entrevista para dar 12 conciertos por España en los que no quepa ni un alma: 150.000 entradas vendieron para su última gira, española, que continuó arrasando en otros tres países: Argentina, Uruguay y Chile. A Extremoduro nunca le apoyaron los medios, y, cuando quisieron hacerlo porque movían masas, ya no los necesitaban. Así que las entrevistas que han concedido han sido contadísimas. Y no estaban por la labor de un libro contando sus intimidades. "La idea parte de la editorial, que iba a hacerlo de todos modos, pero en el grupo pensaron que sería mejor con su consentimiento", explica el autor. Otra cosa es la colaboración que iban a prestar, porque Iniesta no es de los que consiente hacer un libro que se remonte a su infancia y ceda fotos en pantalón corto. "No. Lo importante es su obra, el cancionero. Y es ahí donde es peligroso meterse, porque ni los propios músicos saben explicar de qué tratan sus canciones. Pero, con detenimiento, te das cuenta de que hay pocos escritores de canciones que tengan una obra que resista mejor un análisis", afirma Menéndez que disecciona con ánimo científico las canciones a la luz de sus biografías..

Es cierto que las canciones descarnadas que salen de su escritura también llegan hasta puntos de su alma que dejan patentes sentimientos profundos y humanos. "El poeta escribe para un público, cada vez más reducido, que quiere disfrutar del silencio, que es algo muy diferente a lo que busca un rockero, aunque sus textos se puedan leer como poesías", dice el autor, que sostiene que el grupo ha unido a heavies y pijos por igual entre sus seguidores. La historia de Extremoduro lo tiene todo: unos inicios salvajes, un disco que les abrió al gran público, y una segunda vida con trabajos más pulidos y éxito masivo, sin por ello caer jamás en exponer sus vidas a la prensa. Y una virtud a la hora de escribir capaz de transformar en "hit"letras como "salir, beber, el rollo de siempre / meterme mil rayas / hablar con la gente". "Pero la visión que se tiene del grupo es equivocada. Robe e Iñaki Antón son dos tipos muy profesionales para los que su trabajo es lo más importante.Se levantan y trabajan: para el último disco, Robe ha grabado las voces tres veces", apunta. "Por supuesto que cometieron muchos excesos y se lo pasaron muy bien, pero el que siga asociando su figura a la fiesta de aquellos años, se equivoca. Y el libro se centra en las canciones. No hay sentido de temas escabrosos. Las drogas son uno de los demonios en el Robe Iniesta creador. Hay declaraciones de la época de excesos de Roberto Iniesta, pero no era necesario ahondar más. El cancionero es lo que importa", concluye Menéndez.

De la forma de ser de Robe Iniesta dice mucho su manejo de las citas literarias. Por Agila pasaban "Campos de Castilla"de Machado en los primeros versos del disco, y después, en el segundo, "prometeo", de Miguel Hernández, y en el tercero, unas líneas de Neruda para "Sucede". Pero tras un rastreo más intenso, algunos de los versos más intensos de "Pedrá"o "Deltoya"resultan ser de Manolo Chinato, o de otros poetas menos conocidos como Raúl Lomas, Antonio Belarte Aliaga (Sor Kampana) o Santos Isidro Seseña. "Ser lector es llo mínimo que se le puede pedir a alguien que dice de sí mismo que escribe canciones", dice Menéndez Flores.