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Frank le canta las 40 a Gardner

larazon

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Siendo sumamente popular el cantante Frank Sinatra, cuando se narran sus amores con Ava Gardner, parece eclipsarse, desvanecerse bajo el embrujo de la actriz. Tal es el poderío que todavía aureola al «animal más bello del mundo». Sinatra siempre ha resultado un personaje antipático, ególatra, mafioso y pendenciero. Mientras que a Ava Gardner, pese a su vida disoluta, comportamiento salvaje y compadreo con el franquismo, nada parece afectar a la fascinación que concita. A Sinatra, sin embargo, en su persecución a la actriz por Europa y sus visitas a España, entre 1950 y 1964, su antipatía por el régimen de Franco y sus broncas que terminaron por una discreta expulsión de España, las crónicas periodísticas lo presentan como un personaje desa-gradable.
Una polémica expulsión
El subtítulo que ha escogido Reyero para relatar su paso por España («nunca volveré a ese maldito país»), siempre mendigando que Ava Gardner le hiciera caso, se debió a su expulsión de España tras una bronca en una comisaría de Málaga al finalizar el rodaje de «El varón Von Ryan», en donde, al ver el retrato de Franco hizo comentarios despectivos. Al marcharse, vigilado por la Policía militar hasta el aeropuerto, dijo: «I’ll never go back to that fucking country again». Mintió, porque volvió en 1986 en Madrid y en 1992 a Barcelona en su gira de jubilado «Diamond Jubilee Tour», durante la gala olímpica. Mientras que Ava Gardner se prendó de España y el libertinaje de la élite franquista, compuesta por aristócratas, toreros, flamencas, folclóricas y vividores de la noche, Frank Sinatra nunca conectó con ellos. Los despreciaba, jamás quiso integrarse porque le irritaba todo cuanto lo separaba de su mujer: los tablaos flamencos, los diestros y las juergas interminables. El libro de Francisco Reyero es un espléndido resumen de noticias de prensa e información dispersa sobre Sinatra y sus visitas a España, los desencuentros con la actriz, sus peleas y del menosprecio por la farándula que rodeaba a Ava Gardner, incansable trasegadora de alcohol y sexo, vicio y locura en estado puro. Todo ello le sirve a Reyero para relatar las andanzas de Sinatra en nuestro país con una brillante prosa y un caudal informativo poco conocido. El resultado es un libro que se lee como un relato de amor y traiciones de dos fieras salvajes en el que el protagonista sale mal parado del trance. Sinatra, a tenor de la prensa de la época, es un buscavidas impertinente tanto en su etapa depresiva como cuando recupera la fama y el favor del público, mientras que Ava Gardner resplandece por encima de sus miserias.
Lo mejor de “Sinatra” es la España que va dibujando Reyero a medida que el Régimen de Franco cambia de la autarquía al desarrollismo, mientras la farándula de élite se agosta y da paso el turismo de masas y al cine épico de propaganda.