Hernández inédito
«Miguel Hernández. obra exenta». J. Riquelme. EDITORIAL EDAF. 547 págs, 30 euros (e-book, 12,99)
Hasta siete poemas, 24 cartas, 17 textos en prosa y un fragmento teatral componen la obra de Miguel Hernández, no incluida en su «Obra completa». En una suerte de apostillas y fe de erratas, dando cuenta al detalle de omisiones, lapsus, errores o tergiversaciones, parece aspirar a convertirse este trabajo ímprobo del profesor Jesucristo Riquelme en una edición de lujo, con más de 400 imágenes, que incluyen importantes manuscritos. Ofrece una exhaustiva genealogía de la composición del «Cancionero» y documenta la falsedad del cliché de Hernández como un poeta repentizador o «pastor». Los simbolistas franceses, los cuentos europeos, el barroco español o la Biblia inciden lo mismo que su familiaridad con la tradición popular. Junto a anécdotas, como que un poema suyo estuvo a punto de erigirse en himno oficial de la República, o el modo en que conseguía sacar sus textos de la cárcel –en la lechera en que su mujer le traía el caldo o las enaguas de las mujeres de otros presidiarios–, se ofrecen poemas apenas difundidos, como su dura sátira de Gil-Robles. Uno de los aspectos más interesantes es el análisis del poder evasivo de sus composiciones carcelarias, de 1939: el «Cancionero» y los cuentos, escritos en papel higiénico, que le regala a su hijo por su cumpleaños basados en «la Gran Ciudad del Sueño, donde no hay dolor ni penas».