Instantes inéditos de Carver
Los grandes escritores, aunque mueran, nunca paran de crecer, como Raymond Carver, que falleció a los cincuenta años y cinco lustros después sigue siendo un autor imprescindible para entender la literatura (no sólo americana) del siglo XX. Libros de poemas y de relatos en los que el escritor (que reconocía haberse hecho cuentista y poeta debido al poco tiempo que la crianza de sus hijos le había dejado para poder escribir) traza un paisaje que conoce bastante bien: un mundo de trabajos inestables, de matrimonios rotos, de una cierta y noble redención frente a la derrota inevitable. Ese mundo es el que aparece en «Carver Country», un libro que contiene fotos tomadas por Bob Adelman, que procuró conocer el mundo en el que creció el autor de «Catedral» desde su infancia en Yakima, Washington, hasta los últimos años que pasó junto a su compañera, Tess Gallagher, en una casa de Port Angeles.
Así, Adelman, que en 1984 anduvo por varios de los sitios por los que había transitado la vida (y la obra) de Carver, consiguió retratar a muchas de las personas (amigos, familiares y colegas) que inspiraron algunas de las cartas, poemas y trozos de relatos que acompañan las fotografías.
El resultado, en cualquier caso, es un libro conmovedor, que cuenta con una suerte de epílogo en el que Gallagher describe su encuentro con Carver y su posterior y tenaz lucha contra el alcohol, y que conjuga perfectamente el valor de unas imágenes que expresan más de lo que muestran y una palabra, la de Carver, que sigue siendo capaz de penetrar, como un hierro caliente, en el corazón de los lectores.