Jóvenes, guapos e ilustrados
Estamos en el reinado de Luis XVI y María Antonieta, en los primeros años de la Revolución, antes de que todo caiga en el Terror. Nos asomamos a la vida de la aristocracia francesa, donde todos están unidos en una inmensa familia. «Nada fue más hermoso», dijo alguien, «que tienen veinte años en 1774». En esas fechas enmarca la autora la vida de sus siete samuráis de la época ilustrada. Siete aristócratas que eran súbditos de la familia real, que engendraban hijos por cualquier parte y no pocas veces desconocían el origen de su genética. Una época en la que era frecuente tener «dos padres», participar de «ménages à trois» o vivir en santa armonía un marido, su esposa y el amante de uno de ellos. Pero eran mucho más. Defendían una forma de pensar y plantearse la existencia sin ataduras dogmática, muy propias de la Ilustración, justo la segunda acepción del término «libertino» que ha llegado hasta nuestro días en su significado más mendaz.
El arte de la conversación
La afilada y versada pluma de la ganadora del Premio Viareggio Rèpaci nos guía, a través de la vida de tres condes, dos duques, un vizconde y un caballero, por el final del Antiguo Régimen y el inicio de la democracia europea. Eran guapos, ricos, pertenecían a familias de alta alcurnia y poseían orgullo, audacia, elegancia, cultura, ingenio y la virtud de agradar. Pero también combinaban los antiguos valores nobiliarios con las nuevas ideas. Tras la muerte del feroz absolutista Luis XIV nacería el movimiento de la Luces y a los libertinos se les comenzó a considerar filósofos porque estaban educados en el ambiente de la Ilustración, de la Enciclopedia y de las obras de Voltaire y Montesquieu. Dominaban el arte de la conversación y tenían la imperiosa necesidad de una profunda transformación que, a la postre, terminaría destruyendo el mundo en el que se habían educado. Todos estuvieron involucrados en el gobierno o en puestos de responsabilidad militar y administrativa y sostuvieron ideales contradictorios en una época de cambios.
A pesar de sus simpatías revolucionarias, el descalabro que supuso el Terror y la llegada al poder de los jacobinos no dejó indemne a ninguno de estos nobles. La historia francesa tomó otro camino, el de la «navaja de afeitar nacional», como se llamaba popularmente a la guillotina. De los siete protagonistas, cinco tendrían que exiliarse. Otros, como el duque de Brissac, se mantendrían fieles hasta el final. También encontró dignidad en la muerte el duque de Lauzun. Un libro para disfrute de los sentidos,y necesario para comprender los derroteros de la Europa actual.