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«La diferencia de clases siempre ha existido y seguirá existiendo»

larazon

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Alicia Giménez es conocida por escribir novela negra, en concreto, las aventuras de la inspectora Petra Delicado aunque ha sido «Hombres Desnudos» la obra encargada de consagrarla con el Premio Planeta 2015
–Meterse en la piel de un personaje siempre tiene su complicación. En este caso, usted apuesta por cuatro narradores, que además, son totalmente distintos entre sí y con matices muy propios, ¿le ha resultado difícil llevar a cabo esta hazaña?
–Siempre es más complicado. A más personajes más complicación, sobre todo por el hecho de que su propia voz sea la que cuenta la historia de manera natural. Pero me ha gustado porque ha sido algo variado, por ejemplo, pasar de la voz de Iván, que es un chico de la calle, muy bestia a como habla una pija de la ciudad me ha estimulado mucho a la hora de escribir.
–Siguiendo en esta línea, encontramos narradores femeninos y masculinos en «Hombres desnudos», ¿qué género le ha resultado más complicado interiorizar?
–Creo que, ahora que no nos escuchan (se ríe), que las mujeres son más complejas que los hombres. No digo que todos estén cortados por el mismo patrón pero, ¡ostras! hay puntos que sí, que los ves venir, son aún más niños. La mujer es una niña y luego evoluciona pero creo que en el caso de los hombres, para bien y para mal, siempre tienen una que los hace niños y por tanto más previsibles que las mujeres.
–Y ahora, hablando de personajes más concretos, ¿cuál de ellos ha sido el que le ha propiciado algún que otro quebradero de cabeza a la hora de escribir sobre su historia?
–Sin lugar a dudas esa ha sido Irene. Es una mujer muy torturada que ha vivido relativamente bien pero que llega un punto en el que le falla la empresa, se da cuenta de que su marido es un interesado y todo se le va al traste. Es una mujer muy autodestructiva y destructiva para el resto. Creo que es el personaje más desagradable y el que más me costó de escribir.
–¿Y con el que más ha disfrutado?
–Iván. Es un personaje machista, malhablado, todo lo que quieras, pero es un tío que vive en la realidad, ve las cosas y no se engaña a sí mismo. Él sabe que tendrá que buscarse la vida hasta que se muera y eso es exactamente lo que hace.
–¿Qué objetivo pretendía alcanzar cuando empezó a escribir esta obra?
–Es una historia por sí misma, con unos personajes humanos, pero me interesaba contemplar y observar cómo una crisis económica puede afectar internamente a las personas y como no es únicamente una cuestión de no poder comprar o pagar el alquiler sino que la autoestima de la gente va bajando y se siente mal.,
–En su libro trata dos crisis fundamentales, la económica y la moral, ¿cree que una afecta a la otra o que son totalmente independientes la una de la otra?
–Yo creo que están más ligadas de lo que pensamos. Una persona puede tener una crisis moral pero necesita algo que le haga explotar y ese algo, es la crisis económica. Por ejemplo, Javier es un hombre que pierde su trabajo y es cuando se da cuenta de lo conformista que era, que le daba igual todo, lo único que necesita es tener su rincón y estar tranquilo. La crisis económica pone a cada uno enfrente de sí mismo cuando los problemas internos afloran.
–Como ya sabe, la violencia machista es una lacra que actualmente ensombrece nuestra sociedad, de hecho, Iván tiene reacciones y pensamientos que dejan malparada a la mujer, ¿cuál cree que es la solución a este problema?
–La educación. Es evidente que se trata de un problema de educación, de miles de años atrás donde las cosas no han cambiado ni un ápice. El odio y el menosprecio que Iván tiene hacia la mujer se hubiese podido evitar con educación y en que no hubiese tantas diferencias económicas. Si hubiese tenido una oportunidad, probablemente alguien le hubiese dicho: sé racional. La educación tendría que para eso.
–Una educación y formación que muchos jóvenes han recibido y en cambio se encuentra desilusionados con una sociedad que le da la espalda, ¿qué opinión le confiere a usted esta situación?
–Los jóvenes tienen la sensación de ser una mierda cuando realmente pueden pensar, «oye, ¿qué culpa tengo yo?» En época de bonanza nos enseñaron que lo importante era tener dinero y poder y ahora que las nuevas generaciones no tienen nada, se sienten así, insignificantes. Es una situación muy injusta.
–Desde su perspectiva, ¿sigue tan arraigada la diferencia de clases en nuestra sociedad?
–Sí, y según se dice, más que nunca. Las distancias son brutales y siempre han existido, y de momento, continuarán existiendo. Y eso es lamentable porque nos encontramos ante una generación de jóvenes perdida que se sienten como una mierda al no encontrar trabajo o no poder trabajar de lo que han estudiado.
- ¿No se le ha quedado en el tintero la historia de algún personaje, como David, el ex marido de Irene, por contar?
–Sí, siempre te quedan ganas y dices mira aquí hay otra novela, pero ese es un concepto de la novela muy antiguo, muy decimonónico, que cogían a todos los personajes y explicaban toda la vida desde el principio hasta el final y ahora ya no se hace así, ahora es más sintético, pero bueno, lo que tú quieras ahí le puedes poner tú la historia.
–Para finalizar, ¿cree que ganar el Premio Planeta con una novela como «Hombres Desnudos» supone un mérito mayor?
–Me encanta haberlo ganado con este libro. Porque es demostrarle al resto que no solo escribo novela negra. Además, yo he tenido la gran suerte de poder hacer lo que me ha dado la gana y eso es muy importante para una persona que se dedica a escribir o a un oficio artístico. Por otra parte, la dotación económica confiere al premio un añadido, a nadie le amarga un dulce, pero la proyección de mis libros es una satisfacción mucho mayor.
Ganadora del Premio Planeta 2015
Alicia Giménez Bartlett, nació el 10 de junio de 1951 en Almansa, aunque reside desde ya hace algunos años en Vinaròs, el pueblo limítrofe entre Catalunya y la Comunitat Valenciana. Es conocida por escribir novela negra, en concreto, las aventuras de la inspectora Petra Delicado aunque ha sido “Hombres Desnudos” la obra encargada de consagrarla con el Premio Planeta 2015. Un galardón, que a su criterio, le permitirá abrirse a nuevos públicos que hasta ahora la habían encasillado en un género policíaco.