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La favorita del rey Alfonso XII

Alfonso Ussía presenta la novela de Aurora García Mateache sobre el drama de Elena Sanz

La autora, Aurora García Mateache, junto a Alfonso Ussía, en la presentación del libro
La autora, Aurora García Mateache, junto a Alfonso Ussía, en la presentación del librolarazon

Alfonso Ussía presenta la novela de Aurora García Mateache sobre el drama de Elena Sanz

A mediados del siglo XIX, en el hospicio de Las Niñas de Leganés, la joven Elena Sanz soñaba que algún día llegaría a cantar una ópera en el Teatro Real de Madrid. Su talento y belleza le hicieron conquistar los escenarios de toda Europa, pero su carrera quedó eclipsada por su historia de amor con Alfonso XII, con quien tuvo dos hijos ilegítimos. «La favorita» (La esfera de los libros), es la primera novela de Aurora García Mateache, corresponsal de la Casa Real en LA RAZÓN, y fue presentada ayer junto a Alfonso Ussía en el Auditorio del Museo Lázaro Galdiano. Sanz nunca pudo imaginar que compartiría el trágico destino del personaje que la llevó a la fama: «La Favorita» de Donizetti. Al igual que la amante de Alfonso XI, Elena fue desterrada por el amor de un rey, en este caso, Alfonso XII.

Nació en Castellón, pero se educó en un colegio de niñas pobres en Leganés. Su voz y su belleza la hicieron destacar en el coro y comenzar su carrera de cantante. Como contralto conquistó los escenarios de toda Europa. Conoció a Alfonso en Viena, donde estudiaba, cuando él tenía quince años y ella veintisiete. Años después coincidieron de nuevo en Madrid al volver ella para cantar en el Teatro Real. A partir de aquí se convirtió en su amante y dejó su exitosa carrera lírica. La pregunta que se hace García Mateache es ¿por qué estaba en este colegio? Y la conclusión a la que llega es que Elena Sanz era hija del duque de Sesto, antiguo tutor de Alfonso XII. «Me baso en que era dueño del hospicio y en que fue él quien la lanzó en su carrera. Esta hipótesis se refuerza con el apoyo que también le dio Isabel II, que la amadrinó, la protegió y tuvo con ella una excelente relación hasta el punto de que la llamaba “mi nuera ante Dios” y ella “mi suegra ante Dios”. Ella no quería que Alfonso se casase con la hija de su peor enemigo, el duque Montpensier, padre de María de las Mercedes, al que odiaba porque pensaba que había conspirado contra ella en la revuelta de 1868 que la mandó al exilio. Quería casarlo con ella, pero no podía. De haberse confirmado que era hija del duque, hubiese sido posible».

Alfonso Ussía, destacó «la valentía de la autora al afirmar la paternidad del duque de Sesto». Señaló que «es una novela repleta de anécdotas y curiosidades y un libro muy interesante porque, no sólo mantiene la importancia de estos dos personajes, sino de otros muy importante de la época. Su lectura te sitúa en el tiempo. Esta parte del siglo XIX fue un guirigay, pero coincidió también con personajes de gran sabiduría política como Cánovas y Sagasta. Esto hace de ella una buena novela histórica». Para concluir, la autora explicó por qué se fijó en la relación entre un Rey y una cantante de ópera: «Ser corresponsal de la Casa del Rey me hizo interesarme por la historia de nuestra Monarquía, y cuando di con este personaje pensé, no sólo que merecía su espacio en ella, sino que la gente debería conocer la historia de una mujer que fue la verdadera pasión de Alfonso XII y que, incluso, hubiera podido ser la Reina de España».

«Su vida es un guión para una ópera»

Afirma García Mateache que «Elena Sanz pudo hacer de su propia vida el guión de una ópera. Al ponerse el traje de Leonor de Guzmán en cada interpretación, no podía imaginar que repetiría la historia de la amante de Alfonso XI, con el que acabaría fundando la dinastía Trastámara, y después, sería ejecutada en venganza por la mujer del Rey, María de Portugal. A diferencia de ella, Elena no pudo darles a sus hijos linaje alguno, pero sí compartió final trágico». El destierro a París.