La infancia junto al «Führer»
El pionero de la literatura «crossover» moderna (la de toda la vida y para todos los públicos) completa con este título su trilogía sobre la infancia en la guerra, iniciada con «El niño con el pijama de rayas» y seguida con «Quédense en la trinchera y luego corran». Si en su famosísima primera novela abordaba la relación entre el hijo de un oficial nazi y un pequeño preso en un campo de concentración, en esta nueva entrega regresa a la II Guerra Mundial. Conoceremos a Pierrot, un menor franco-alemán que, tras quedarse huérfano, debe dejar París para ser acogido por su tía Beatrix, que es ama de llaves en Berghoff, el Nido del Águila, la casa de recreo que Hitler poseía en los Alpes bávaros. Poco a poco, el niño se irá transformando. A instancias de su tía, pasará a ser Pieter y se irá distanciando de su amigo judío. Pero no será el único cambio.
Estas páginas suponen un viaje hacia el corazón del mal. Aunque mantiene una perfecta unidad con sus anteriores entregas, la fábula tiene un mayor toque dickensiano: protagonista huérfano, con padre alcohólico, al que le suceden un montón de desgracias. Le interesa a Boyne, y mucho, el papel de los niños ante los grandes dilemas. Saber cómo viven situaciones extremas y extraviadas, pero en este caso nos concede un plus: desea esclarecer lo que sucede en la identidad de un púber, aquellos resortes que activan un cambio en el momento de formación. El pequeño Pierrot quiere que le tomen en cuenta y cuando le ofrecen una oportunidad, la acepta. Además, desea honrar a su padre, que participó en la Primera Guerra Mundial y protestaba del modo en que Alemania había sido derrotada y «humillada». En el fondo, el pequeño es como la Francia de la segunda contienda: primero inocente, luego abraza el nazismo y por último afronta la culpa en busca de expiación.
Como estudio de inocencia corrompida no es extremadamente sutil, pero Boyne sabe escribir con sinceridad un convincente decálogo de la atracción que genera el poder, la maleabilidad de la juventud y el terrible amargor de una vida anegada de dolor.