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La ópera, ante el desafío del mecenazgo

Un libro analiza la situación de los teatros y los grandes modelos de gestión. «La gestión de la ópera». P. Agid y J.-C. Tarondeau. Planeta. 372 páginas 27 euros.
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Aunque generalizar suele ser peligroso y hay muchas formas de gestionar un teatro de ópera, todas podrían resumirse en dos: la europea, inspirada en la alemana, en la que el apoyo del sector público es clave y los presupuestos proceden principalmente de las administraciones públicas; y la norteamericana, la que domina en EE UU, donde los grandes coliseos viven de mecenas, patrocinadores y deducciones fiscales. Éste es, a grandes rasgos, el panorama que dibujó ayer Philippe Agid, coautor junto a Jean-Claude Tarondeau de «La gestión de la ópera» (Ed. Planeta), presentado en el Teatro Real que se publicó por primera vez en 2010 en inglés, tuvo después edición en francés y llega, dos años después, a las librerías –sólo a las de los teatros de ópera, aunque podrá adquirirse también por internet– traducida al español y con un capítulo añadido dedicado a la ópera en nuestro país.
Según Agid, la ópera en España atraviesa su Rubicón por culpa de los recortes impuestos por la crisis, aunque consideró que sus gestores están salvando la situación con «coraje, valentía» y esperanza en el futuro. Agid no ocultó sus simpatías por el sistema americano –«allí diferencian entre un centavo y un dólar», explicó al hacer referencia a lo ajustado de sus gestiones–, pero los responsables españoles presentes aclararon que su apuesta entronca con el sistema mixto o francés, en el que lo público no desaparece pero lo privado cobra mayor fuerza, llegando a proporciones del 60%-40% o incluso del 50%-50%.
Los puntos sobre las «íes»
Pero, para alcanzar este modelo, antes deben contar con dos «herramientas indispensables»: una bajada del IVA al 10 % y la aprobación de la Ley de Mecenazgo. Fue la presidenta de Ópera XXI, asociación que reúne a los principales teatros de ópera españoles y que ha impulsado esta publicación, Remedios Navarro, quien puso estas condiciones inequívocas sobre la mesa. A ellas se unió el director general del Gran Teatro del Liceo, Joan Francesc Marco. Con ellos, presentaba el volumen ayer el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer. «La situación se ha deteriorado muy rápidamente pero hay que saber que esto es coyuntural. Estamos dispuestos a hacerle frente al futuro pero necesitamos que se fije en el 10 % el IVA y la Ley de Mecenazgo», aseguró Navarro, que es también directora del Teatro de la Maestranza. Marco prefirió hablar de «dificultades graves y muy graves» a las que plantarán cara «como podamos», esforzándose «por no poner en peligro la calidad».
La ópera, precisó García-Belenguer, no es ajena a la situación que atraviesa el país y, ha asumido, «toca la realidad que toca». Agid explicó que cuando comenzó a preparar para esta nueva edición el capítulo dedicado al sector español «fue un shock» porque percibió una situación «muy negativa» con una gran dependencia del dinero público.
La taquilla marca la diferencia
El modelo alemán tiene teatros inferiores en tamaño a los americanos (una media por debajo de 1.800 espectadores), aunque la estadística incluye muchos teatros de pequeñas ciudades. Cerca del 80 por ciento de los presupuestos proceden de subvenciones de los «lander» o municipales, y tan sólo entre el 15 y el 20% de la taquilla. En España, la taquilla representa alrededor del 30% de los ingresos, un porcentaje diez puntos más elevado que la media de Europa en general y de Alemania en particular.

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