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La periodista con el corazón roto

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La magnífica fotografía de Renata Adler (Milán, 1938) que acompaña sus libros está hecha por su amigo Richard Avedon en 1978. Contemplamos en ella a una mujer fuerte y segura, de mirada desafiante, que muestra como signo de coquetería femenina una espléndida trenza. No sabemos cómo es su aspecto casi cuarenta años después, pero es casi seguro que lo fundamental no ha cambiado y queda mucho en ella de la periodista de 26 años que en 1964 cubrió la marcha por los derechos civiles entre Selma y Montgomery y tuvo un especial protagonismo en la vida cultural del Nueva York de los setenta.
Durante casi cuatro décadas sus crónicas en «The New Yorker» fueron un referente imprescindible para entender la política, la sociedad y la cultura norteamericanas y con la publicación de su primera novela en 1976, «Lancha rápida» (Sexto Piso, 2015), se convirtió en una autora de culto.
En 1983 apareció «Oscuridad total», que llega ahora al mercado español de la mano de la misma editorial. Su protagonista, Kate Ennis, es una periodista que decide romper su relación de ocho años con un hombre del que sigue enamorada. La acompañamos en su trabajo, en sus viajes, en sus avatares cotidianos y también en sus pensamientos y sentimientos en el tiempo posterior a una ruptura sentimental, la etapa en la que se ha de seguir viviendo y actuando como si nada pasara mientras se arrastran el dolor, la duda, el rencor y la larga retahíla de emociones que suelen desencadenarse en momentos así. Para reflejarlo, Adler opta por una narración discontinua, fragmentada, tan rota como el interior de la mujer que habla en primera persona.
Es preciso ir construyendo la historia de amor y desamor de Kate a través de frases, de cortos fragmentos que surgen en cualquier momento, transmitiendo con enorme autenticidad esa posibilidad humana de hacer y atender a todo mientras la cabeza y el corazón se encuentran en otra parte, en permanente diálogo con otra persona. Hay momentos en que el lector, ya metido de lleno en la vida de la protagonista, se admira de que pueda mantener una conversación fluida con un camionero irlandés, algo que además no parece fácil en principio, o con un superficial embajador propietario de un castillo, casi tan difícil como lo anterior.
Sentido del humor
La narradora y protagonista es inteligente, con un sentido del humor que aparece especialmente en los episodios casi surrealistas de su estancia en Irlanda y el viaje nocturno por sus desconocidas carreteras. Pero la Kate que conmueve al lector es la mujer que recuerda su historia de amor a través de frases que se repiten a lo largo del libro. Como muy bien dice Muriel Spark, autora del excelente posfacio, esas frases son como estribillos: «Eres, fuiste lo más parecido que tuve en mi vida a una historia real». «¿Puede ser que, accidentalmente, tirara lo más importante?». Un libro sobre una mujer con el corazón roto escrito sin sentimentalismos y con singular inteligencia.