La sombra de Rebeca es alargada
La novela gótica está indisolublemente ligada a la literatura romántica de misterio, género en el que una heroína problemática y asustadiza se ve envuelta en una intriga de horror que la acecha entre escenas de suspense, violencia y tensión sexual. Las diferencias se deben más a la deriva de la acción y su desplazamiento realista que a cambios sustanciales del género, que bascula entre el terror de las novelas escritas con la intención de asustar y amedrentar al lector con hechos físicos atroces, típico del género gótico, y el horror que procura el suspense psicológico, que linda con el éxtasis de lo sublime romántico.
La heroína es el eje central de este tipo de literatura escrita normalmente por mujeres y para mujeres, aficionadas a identificarse con los sufrimientos de la protagonista, envuelta en una relación amorosa problemática, atada sentimentalmente a un hombre que ha de superar mil y un escollos. En esa actualización, tanto lo sublime romántico como lo macabro han dado paso a formas de horror y suspense matizadas, como viene siendo usual, pongamos por caso, desde que Daphne du Maurier escribiera «Rebeca» y Hitchcock la llevara al cine y redefiniera en su obra fílmica el suspense moderno: una tensión en la narración que pone de los nervios al espectador hasta el punto de identificarse con los personajes, poco importa si son estos los protagonistas o antagonistas del relato. «Sospecha» sería el otro modelo de asesino amoroso.
Cuatro parejas
Hoy nos encontramos de lleno en la variante de la intriga psicológica, a mitad de camino entre el thriller de suspense y el relato de terror, donde no se escatiman la violencia física ni el miedo a lo desconocido que amenaza no sólo a la heroína sino a todos los protagonistas. Y en este campo, una de las mejores novelistas actuales de intriga psicológica, más próxima al goticismo romántico de lo que parece, es la escritora alemana Charlotte Link, autora de «best-seller» inquietantes como «Dame la mano», «Tengo que matarte otra vez» y «En la guarida del zorro». Link es una escritora implacable que involucra a cuatro parejas en una trama compleja e inquietante sin recurrir a efectismos trasnochados, sino mostrando de forma realista las relaciones humanas y las dependencias psicológicas de los personajes hasta trenzar una trama sutil que conduce inevitablemente a un sombrío e inesperado desenlace.
Como en «Rebeca», hay una sombra amenazante que impide las relaciones de las heroínas, un hecho ominoso que sobrevuela la acción y un deseo de equilibrio que los hechos se encargan de impedir, al mostrar el lado más oscuro de la condición humana, especialmente el de estas cuatro mujeres, cuyos retratos psicológicos son lo más logrado de esta novela dura y sin concesiones.