La tierra y el verso de Graciano García
Ve la luz su primer libro de poemas, en el que rinde tributo a Asturias y a sus seres queridos
Dice Graciano García que él no es poeta, «eso lo tengo muy claro porque sé que es el privilegio de unos pocos, un don que los antiguos sabían que sólo lo concedían los dioses. Soy lo que he querido ser desde muy joven, un periodista que ha ejercido esta hermosa profesión desde todos los ángulos. En un tiempo escribía crónicas contando lo que veía. Ahora, cuento lo que siento. Pequeñas crónicas del alma. Es verdad que soy un lector de poesía, constante y sin fronteras». Así se confiesa esta asturiano de pro nacido en 1939 en Moreda de Aller, incansable, lleno de buen humor, que puso uno de sus anhelos en pie: crear los premios Príncipe de Asturias (hoy Princesa de Asturias), institución de la que hoy es director emérito: «La realización del más hermoso sueño de mi vida», dice. No imaginaba que hace unas semanas se iba a encontrar un auditorio abarrotado de gente deseosa de escuchar los versos de su primer poemario «Una tierra, una patria, un alma» (Ediciones Nobel): «No creo que haya precedentes de que a la presentación de un libro de poesía asistan 1.500 personas. Fue una gran sorpresa, atenuada por mi conocimiento de los sentimientos de los asturianos, y muy en especial de los ovetenses, gentes muy sensibles a la creación cultural». En su tierra se le quiere y sus pasianos y gente que llegó hasta de Iberoamérica se lo pudieron decir.
La selección del poemario se realizó casi a escondidas por una compañera de la Fundación Príncipe de Asturias. Graciano fue el primer sorprendido: «Mi libro es un pequeño milagro. A lo largo de los años, algunos días, al llegar a mi trabajo de director de la Fundación Príncipe de Asturias, le entregaba a Teresa Caso, una de mis compañeras, persona muy culta, gran lectora, cosas que yo había escrito el día anterior en trozos de papel. Un día, al cabo de los años, me lo entregó cuidadosamente mecanografiado, encuadernado con unas arandelas, y con una nota manuscrita que decía: “Todo esto es tuyo. Es el libro de tu vida. Tienes que publicarlo.” Lo cierto es que tardé años en decidirme a hacerlo. Pero sé que es verdad el verso de Neruda que dice que muere lentamente quien no arriesga lo seguro», explica.
Violencia y fanatismo
No da nombres al preguntarle por sus poetas de cabecera pero gusta de los que «dignifican y elevan nuestro paso por la vida. Los que nos hacen reflexionar soñando, emocionándonos. No entiendo la poesía hermética, la que no entiendo, la que no sé cuál es su mensaje». ¿Qué le sobra al mundo y qué le falta?, le preguntamos: «Le sobran violencia, codicia, crueldad y fanatismo. Y le faltan versos. Hay un poema precioso que comienza diciendo: ‘‘Tú, Señor, sabes que un poeta no es nada. Y yo digo que los poetas son imprescindibles’’.
No cree, de momento, que haya una continuidad a este libro porque «soy muy consciente de que, como se dice en una de las grandes tragedias de la Grecia Antigua, los dioses siempre nos traen lo inesperado y no creo que haya una continuidad a este libro, tan inesperado para mí».
Papeles, Tarjetas y servilletas
Le preguntamos a Graciano García si aún guarda los papeles, tarjetas y servilletas en que ha ido escribiendo sus versos, hoy libro: «No. Los guarda Teresa Caso. Hace unos días le pregunté si verdaderamente yo había escrito todo lo que me entregó. Me dijo que conserva bien guardados todos mis papeles», asegura con un tono de satisfacción. Sus 117 poemas hacen referencia a la tierra que le vio nacer, su Asturias, querida patria, y al amor por los suyos. Nada menos y nada más.