La vida es como una mayonesa
Hay un tipo de literatura, especialmente cultivada y apreciada en Francia, que podría encuadrarse en el amplio margen por donde discurre el humor absurdo. Sin embargo, esa misma literatura concita el rechazo de numerosos lectores que comprenden su elaboración, saborean sus juegos de palabras e ingenios pero son renuentes a suspender el juicio crítico imprescindible para gozar de ella, o, si lo suspenden, maldita la gracia que les hace. Como escribe Romain Puértolas, autor franco-español nacido en Montpelier, en «La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel», hay que ponerse en modo ingenuo y saborear con nostalgia que «era el tiempo de la inocencia. En fin, el tiempo de los polos flash».
Ingenuidad
No hay que dar por supuesto que para el autor del «best-seller» «El increíble viaje del faquir que se quedó encerrado en un armario de Ikea» (2014) es imprescindible tal nivel de ingenuidad para apreciar una sencilla pero meticulosa prosa hecha con retazos de humor absurdo, lindando por el surrealismo del OULIPO de Raymond Queneau y la poética de «El pequeño príncipe», de Antoine De Saint- Exupéry. En Puértolas se da por sentado la ausencia de pretensiones, más allá de conseguir la complicidad del lector y entretenerlo con una lectura de aeropuerto.
En realidad, Romain Puértolas se mueve con soltura entre el humor delirante que en Francia representarían los herederos grillados del surrealismo de andar por casa y en España, «la otra generación del 27», especialmente Enrique Jardiel Poncela y «Tono», muy dados a plantear situaciones absurdas y tratarlas con delicadeza poética y alcance popular.
Pero no está solo. Coincide con otro fenómeno editorial, el sueco Jonas Jonasson y su novela «El abuelo que saltó por la ventana y se largó», convertida en un éxito internacional. Ambas son fábulas morales para adultos con un fuerte componente humorístico y pasión por los personajes cotidianos convertidos en héroes de nuestro tiempo gracias a ese gramo de locura que los hace empatizar con el lector medio.
Lo más singular de este tipo de literatura, tan próxima a la etapa de la infancia, es la voz narrativa, que parece susurrar al oído un relato infantil tan simple y conmovedor como este cuento extraordinario que acaba concluyendo de forma natural, sin estridencias, como si volar fuera tan sencillo como coser y cantar con Mary Poppins o soñar con Peter Pan. A la postre, la novelita de Puértolas es como un trozo de vida imaginaria que se parece a la mayonesa, hecha con elementos simples: huevo, aceite y vinagre. Para Providence, la protagonista, si logra mejorar la receta de la mayonesa mejorará su vida. «C´est tout».