La virtud de perdonar
Un ensayo profundiza en el sentido de la clemencia y sus consecuencias
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Todas las religiones del mundo han tratado del alguna u otra manera el perdón. Ninguna es ajena a este aspecto del comportamiento íntimo del ser humano tan básico para la convivencia. Otra cosa es que para todas ellas tengan el mismo significado, la misma importancia o la misma forma de afrontarlo. El libro que acaba de presentar Gregorio Lubiano, «La perdonanza» –Ed. Círculo Rojo–, es un ensayo que trata de profundizar en el verdadero sentido del perdón y sus consecuencias, de dar respuestas a preguntas como qué es el perdón, quién puede perdonar o por qué es necesario perdonar.
Según el autor: «Perdonanza es una palabra antigua que significa indulgencia o tolerancia y el sufijo «anza» indica acción, «perdón en acción». La perdonanza es un tema alegre que he aprovechado para referirme al perdón completo y al más difícil, a los enemigos». Lubiano parte de una premisa, la de Jesús, que hace 2.000 años dijo cosas como: «Habéis oído que amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen». «No hagáis frente al mal con el mal». Esto revolucionó la sociedad de su época. Pero ahora, veinte siglos después, seguimos preguntándonos quién perdona o por qué cuesta tanto hacerlo ¿Puede estar equivocado Jesús? Éste no es sólo un tema del cristianismo. «En el perdón –continúa Lubiano–, coinciden todos los libros sagrados: El «Bhagavad Guita» de los hindúes, el «Corán» de los musulmanes, el «Tao te Ching» de los tibetanos... Todos siguen las mismas enseñanzas. Es un valor ético universal».
Para el autor, «la definición del diccionario "perdonar es librar a alguien de una obligación o castigo'' está referida a cuando el beneficiado es el ofensor, atacante o deudor». Pero a su juicio queda incompleta «porque no habla del beneficio del que perdona. El que perdona también gana porque se siente bien haciéndolo». Entiende que «debe ser completo e incondicional. Una decisión libre hecha desde el corazón». Y que necesita tiempo: «A una persona que le han matado un ser querido no se le puede decir que perdone porque sería añadir dolor al dolor. Con el tiempo puede tratar de entender lo sucedido».
Un autor comprometido
Gregorio Lubiano es abogado. Después de su paso por el mundo empresarial, es fundador y presidente de la Fundación Albacea, una entidad sin ánimo de lucro cuya finalidad es ayudar a personas solas. En los últimos años ha impartido talleres en cárceles con el ánimo de mejorar el futuro de los presos.