Llámalo sexo platónico
«Rendición». Chang-Rae Lee. Anagrama. 470 páginas. 24,90 euros
El viaje casi había concluido».... Paradójico modo de arrancar una novela a la que restan 470 páginas y, más curioso, en un libro que habla de la renuencia a los finales. Pero es marca de la casa «Lee», autor que gusta de comenzar sus historias en el momento en que sus personajes sienten haber llegado a su destino. Concluida esta entrega, no resulta extraño que «The New Yorker» y «Granta» le destacaran como uno de los más prometedores escritores del nuevo siglo. Hay narradores que no pasan de amanuenses con buen pulso mientras que, los menos, saben provocar un cortocircuito entre el discernimiento y la semántica.
Asistimos aquí a la historia de tres personas cuyas vidas se cruzaron en un orfanato durante la guerra de Corea y para quienes los acontecimientos de aquellos años cincuenta les marcarán el resto de su existencia, a pesar de la autonegación y de sus continuos esfuerzos por reinventarse. June es huérfana de guerra. Llegará allí dejando atrás una tragedia imposible de imaginar. Héctor es un soldado americano que huyó de las insignificantes tragedias de su pueblo para servir a su país. Y el tercer miembro del triángulo es Sylvie, esposa del médico-misionero, que se convertirá en objeto de deseo de los otros dos... Porque en «Rendidos» hay más sexo que amor; y más platónico que real. Pero siempre con un sentido utilitario: como arma, como moneda de cambio, como paliativo contra el dolor. Los tres, que tienen algo en común -resultar desagradables al lector-, van cambiando de marco y edad pero regresarán a aquel espacio donde se sentían con sus miserias a buen recaudo.