Literatura

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Mariana Enríquez echa humo

Mariana Enríquez echa humo
Mariana Enríquez echa humolarazon

Pocas autoras argentinas han cautivado tanto a los lectores españoles como Mariana Enríquez. La escritora, que también tiene una larga trayectoria como periodista a sus espaldas, es dueña de un universo propio, un mundo en el que el miedo se conjuga con el terror (tal como lo desplegó en su anterior libro de cuentos, «Las cosas que perdimos en el fuego») y posee la extraña virtud de penetrar en la realidad cotidiana para mostrar, con unos textos escritos en un tono coloquial y aterrador su reverso siniestro.

Primer libro de relatos publicado por ella en Argentina (y segundo en orden cronológico en España), en «Los peligros de fumar en la cama» la autora reúne doce que se encuentran unidos por un hilo común: la amenaza del terror a través de algunos tópicos del género, una impronta que se traduce en brujas, en muertos que regresan del más allá, en visiones sobrenaturales, pero cuya presencia tenebrosa es capaz de sentirse en los hechos de cada día, en la realidad que nos circunda.

Extraños, a veces un poco raros, la mayoría de los personajes que habitan este ramillete de cuentos impecables se mueven en un mundo real aunque, en el fondo, no parezcan no pertenecer a él. Un universo que puede revelarse sobrenatural o esperpéntico (como aparece en «El desentierro de la angelita», donde una niña desentierra unos huesos en un jardín que resultan ser de una beba o en «El aljibe», sobre una chica que descubre el origen de su fobia en el embrujado litoral argentino) o que se encuentra sometido por entero a las leyes de la obsesión y el delirio, como en los relatos «Dónde estás corazón», sobre una joven que descubre que su fetiche son los corazones, o en «Los peligros de fumar en la cama», un cuento claustrofóbico, precisamente el que da título al libro, sobre una mujer que teme ser devorada por el fuego de su cigarrillo. Con cuentos perfectamente ejecutados, con una voz propia en el género de terror, en su nuevo trabajo Mariana Enríquez propone la realidad cotidiana como un material exquisito donde puede germinar el terror. Y germina. Indaga, con una mirada tremendamente original, en esos recovecos del miedo para finalmente desvelar que a veces, y casi siempre, la realidad puede resultar mucho más terrorífica de lo que cualquiera pueda llegar a imaginarse.