Marvel: de la viñeta al fotograma

Hulk, Spiderman, los X-Men... Todos albergan enigmas más allá de sus identidades secretas. «El viaje del superhéroe: la historia secreta de Marvel en el cine» (Editorial Dolmen), rescata las intimidades de estos enmascarados en su aventura más arriesgada: el paso del cómic al celuloide.

Ni Octopus. Ni Venom. Ni el Duende Verde. Ni siquiera Magneto. El enemigo más encarnizado de los superhéroes durante largo tiempo ha sido Hollywood, una industria incapaz de hacerles justicia y, de algún modo, traicionarlos por un tentador puñado de dólares. Sin embargo, y como en los propios tebeos, no es difícil que el peor de los villanos pase a convertirse en un valioso aliado. Cintas como «Los vengadores» en particular, y las últimas adaptaciones de los cómics de Marvel en general, demuestran que se pueden realizar adaptaciones de calidad que atraigan tanto al consumidor más «freak» como a los espectadores no iniciados.

Esta es una de las lecciones que pueden extraerse de «El viaje del superhéroe: la historia secreta de Marvel en el cine» (Ed. Dolmen), obra en la que sus autores, Íñigo de Prada y Sara G. Rodríguez, desgranan aquellos éxitos y fracasos en su tránsito a la gran pantalla . «Revelamos dos niveles de secretos: que las películas Marvel no surgieron de repente en los años dos mil, sino que hunden sus raíces en las siete décadas de historia de la editorial; y las pequeñas historias, los proyectos fallidos, curiosidades y anécdotas que se esconden detrás de las grandes historias que acaban llegando a la gran pantalla», aseguran. Ahora bien: ¿por qué Marvel y no DC Cómics, la «casa» de Batman y Supermán entre otros? «Los personajes se caracterizan por sus debilidades, más allá de que sus poderes son humanos. Algo que Stan Lee convirtió en marca de la casa. El viaje de Marvel es el de toda una generación de lectores que hemos evolucionado hasta convertirnos en espectadores», dicen.

Además, si preguntamos a cualquier advenedizo en el mundo del tebeo qué superhéroe conoce, el 90% nos responderá Superman o Batman... al menos hasta el año pasado, cuando «Los Vengadores» asaltaron las salas. «Con una recaudación mundial elevadísima, ha posibilitado que más gente se interese por el mundo del cómic, algo que DC no ha logrado con la misma fuerza en los últimos años. Además, en España siempre hemos sido más de Marvel que de DC, tal vez porque aquí se empezaran a leer realmente superhéroes en los años sesenta y no en los cuarenta. La irrupción cinematográfica de Marvel ha marcado los últimos quince años del género», añaden.

Pero visto lo visto, ¿se les ha hecho justicia? «Cuando trabajas con grandes iconos queridos por varias generaciones no puedes afrontar el proyecto sólo con un estudio de marketing. No es tanto una cuestión de cuánto dinero inviertas en los efectos especiales como de conectar con esa emoción específica, no perderle nunca el respeto al personaje. Es una lección que, en el caso de Marvel, a Hollywood le ha costado muchos años aprender», asegura De Prada. Ahí está, por ejemplo, el caso de Bryan Singer y su «trilogía X-Men». «Antes de dirigir "X-Men", Singer no era ningún aficionado al género, pero fue el primero en ser capaz de tomárselo en serio. Y en los últimos cinco años, con el salto a la autoproducción de Marvel Studios, la propia Casa de las Ideas ha ido un paso más allá al integrar a sus mismos autores en el proceso creativo e interconectar sus películas en un mismo Universo Cinematográfico, a imagen del Universo Marvel de los tebeos».

Si tuviera que quedarse con una adaptación, De Prada se decantaría por «X-men 2» (2003), porque «respeta la esencia de sus personajes y acierta a separarse de su literalidad, incorporándolos a un ecosistema nuevo en el que el aficionado puede sentirse espectador además de lector». Mientras, Rodríguez se queda con los «Spidermans» de Sam Raimi, que «capturan por primera vez la magia del Nueva York de los comics y nos hace volar entre sus rascacielos».

Pero también hay decepciones. Y a riesgo de despertar la ira de su protagonista, la unanimidad es absoluta: «Hulk» (2003) y «El increíble Hulk (2008)». «Un icono de primer nivel que ha contado con dos grandes superproducciones que pintaban cada cual mejor y acabaron pinchando. Afortunadamente, a la tercera va la vencida y "Los Vengadores"ha aportado la versión definitiva del Coloso Esmeralda», argumenta De Prada.

Eso por parte de las películas, pero ¿qué actor ha «clavado» su personaje con más atino? «Robert Downey Jr. en "Iron Man"(2008). Es un gran actor con mucho carisma, siempre nos deleita con un Tony Stark más medido, lleno de matices y divertido en cada nueva entrega», dice Rodríguez. Mientras, el coautor opta por los villanos. «Los Magneto de Ian Mckellen y Michael Fassbender han capturado el torturado carisma de uno de los grandes personajes de la historia del cómic». Y si se trata de olvidar, el ahora triunfador Ben Affleck con «Daredevil» (2003) y el siempre discutido Nicolas Cage con «Ghost Rider» (2007) son los que se llevan las peores críticas.

Pese a todo, aún quedan héroes que podrían saltar al «otro lado». Los autores tienen sus peticiones. «El Doctor Extraño sería todo un desafío visual y ofrece una gran oportunidad de expandir el Universo Cinematográfico Marvel a la magia y la fantasía. Definitivamente ha llegado su hora», dice De Prada. Pero quizá, como apunta Rodríguez, a quien también les ha tocado el turno es a las heroínas. «Reinvidico una buena película de superheroínas. Todavía no se ha hecho ninguna. "Elektra"(2005) no resultó, y con el personaje de Frank Miller se podrían hacer maravillas. O del comic "Alias". con guión de Brian Bendis, del que hay un proyecto para serie de TV y podría ser una película muy interesante».