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Medardo Fraile, el narrador escéptico

El maestro del relato fallece a los 87 años
larazon

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De un tiempo a esta parte, coincidiendo con la aparición de «Escritura y verdad. Cuentos completos» (Páginas de Espuma, 2004), la narrativa corta de Medardo Fraile –nacido en Madrid en 1925 y fallecido ayer de madrugada, mientras dormía, en Glasgow– tuvo un notable resurgimiento, casi se diría que nacimiento sin más. Una red de colegas en España y América Latina lo reivindicó como maestro del relato después de que en el pasado se le relacionara sobre todo con su dedicación a la dramaturgia, como dicen los manuales de literatura, y para el gran público fuera un desconocido. En 1945, había fundado el grupo Arte Nuevo, primer teatro de ensayo de la posguerra, con autores como Alfonso Sastre y Alfonso Paso, e incluso su obra «El hermano» sería trasladada a la radio y a la televisión.
En 1967 decidió instalarse en Escocia, convirtiéndose en catedrático de Español en la Universidad de Strathclyde. En 1954 había publicado su primer libro, «Cuentos con algún amor», donde reflexionaba: «No sé lo que es cuento. Un cuento me parece lo más fino y personal y lo menos manchado que puede hacer un escritor». Cinco décadas más tarde, su entrega discreta y su fidelidad a sí mismo ya serían objeto de una edición crítica –«De verdad» (Cátedra, 2000)–, lo que lo auparía a clásico moderno. Luego vendría el mencionado volumen recopilatorio, en cuya introducción Ángel Zapata aseguraba que Fraile fue «el primer autor español que está buscando muy conscientemente, allá por los años cincuenta del pasado siglo, una narratividad específica y diferencial del cuento».
Fraile, que también publicó seis libros de narrativa infantil, siete de crítica literaria y hasta una novela, «Aía» (1986; reeditada por la editorial Menoscuarto con el título de «De fortuna» en 2012), se caracterizó por ser un estilista del lenguaje. Fue un trabajador del estilo, un artesano de la frase corta, en especial en sus primeros libros, llenos de una poesía de corte vanguardista, como en la historia que incluyó José María Merino en «Cien años de cuentos» (Alfaguara, 1998), el melancólico «Cuento de estío», que describe la sociedad templada y débil, en tonos grises, de la posguerra.
Las anécdotas que recrea Fraile, que evita las tramas y los argumentos diáfanos, las protagonizan, como apuntó José López Rueda con motivo de la aparición en Caracas de la antología «Años de aprendizaje» (2001), unos personajes que «si al principio se niegan a valorar positivamente los caminos que ofrece la sociedad, a medida que van madurando y ya inevitablemente metidos en uno de esos caminos, siguen mirándolos con escepticismo y corroborando que no valen la pena; en una palabra, haciéndose descubridores de nada». Ahora Fraile ha ingresado en esa nada, y su postrera obra será «Antes del futuro imperfecto» (Páginas de Espuma), que reúne sus cuentos desde aquel año 2004 hasta 2011.