Nacho Vegas vs.Moby Dick
Un libro ahonda en el origen del disco «Cajas de música...» del asturiano
Esta es la historia de un disco desvaído por su apariencia y de un cantautor opacado por su imagen y la insoportable rémora que acompaña a la música pop en España: la opinión de la Prensa, los enteradillos o, peor aún, los propios músicos. El disco en cuestión es «Cajas de música difíciles de parar», editado en el cercano 2003 pero que apareció sepultado por su propia imagen: una crudeza en las letras sin precedentes, una apostura lírica nueva en aquel momento, y sacudido por un sinfín de opiniones que le colocaban el sambenito de «tremendista» o «pretenciosamente maldito». Hay, claro, quienes siguen en sus trece, pero ese doble álbum continúa siendo lo más parecido a jugar a la ruleta rusa que uno puede encontrar escuchando una referencia discográfica española.
En un excelente y breve libro, con las virtudes del (buen) trabajo periodístico, Carlos Prieto rebasa las fronteras de un álbum inabarcable para ofrecer un análisis de la cultura de una época en España y crudos retazos biográficos de Vegas, tales como sus sucesivos deslumbramientos musicales (The Smiths, Leonard Cohen, Bob Dylan), la trágica doble muerte del padre (política y literalmente), el desolador paisaje de la reconversión (más bien cierre total) de la industria en Asturias, su vida en Madrid y, claro, su largo viaje por el desfiladero de la heroína. «Es un analgésico muy potente. Cura la tristeza y quita el dolor, eso no lo hacen otras drogas, y te lo devuelve multiplicado. Es como ser cobarde y temerario a la vez», define Vegas a su némesis.
La ballena de plata
El disco ha sido definido por muchos como un «monográfico a la heroína», debido a versos explícitos como «fumando sobre plata el terror que da vivir» y otros más sutiles, pero quedarse ahí es como leer «Moby Dick» y sólo ver la ballena. Vegas, que comenzó su carrera vomitando sobre un escenario por los nervios, curó su timidez patológica con la canción: «En la vida real es fácil mentir y mentirse, pero en una canción estás obligado a decir la verdad», dice. Se muestra incluso autocrítico y un poco abochornado por sus letras, que, dice, no eran más que hijas de su tiempo. Y Prieto no evita los temas escabrosos ni incómodos. Habla abiertamente de todos los «nachos» (la «nueva estrella indie», el trágico, el toxicómano, y, sobre todo, el creador), y el propio Vegas habla de sí mismo convertido en el capitán Ahab sobre un disco indomable.