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Nadie puede escapar de su destino

larazon

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La verdad, decía Jacques Lacan, no puede decirse. Una manera más o menos actualizada de decir aquello que decía Heráclito de que la verdad, en realidad, estaba en el fondo de un pozo, con lo cual, volviendo a Lacan, es cierto que la verdad no puede decirse o que puede decirse, al menos, a medias, apelando para ello a la verdad que esconden y revelan, al mismo tiempo, la leyenda y la mitología. De ambas, de la leyenda y de la mitología, se nutre Orhan Pamuk para contar, en una novela de aparente sencillez, también una verdad: una historia de padres e hijos, de hijos y padres, cuyo centro de gravedad se halla escondido en el fondo de un pozo.
Décima novela del Premio Nobel turco, «La mujer del pelo rojo» está sostenida sobre el calmo relato de Cem Çelik, un hombre que narra un episodio crucial de su vida, que ocurrió cuando era apenas un adolescente. Nacido y criado en Estambul, hijo de un farmacéutico de izquierdas que un buen día desaparece por razones políticas cuando él tenía diecieséis años, Cem Çelik, después de pasar un tiempo, sin padre y con la compañía de su madre, vigilando el huerto de su tío, conoce a Mahmut, un maestro pocero, y con quien se va a la imaginaria ciudad de Öngören, una base militar abandonada en las afueras de Estambul, para cavar un pozo y abastecer de agua a la fábrica de un importante empresario.
Mientras excavan sin suerte en una llanura tan extensa como estéril tratando de encontrar un agua imposible que no brota por ninguna parte, nace entre ellos un vínculo intenso, una relación de padre e hijo, llena de historias y jalonada por leyendas que se cuentan el uno al otro y que tienen que ver, básicamente, con la paternidad, con la filiación. El vínculo entre ambos, sin embargo, cambia drásticamente cuando Cem Çelik se enamora perdidamente de una misteriosa mujer de pelo rojo. Será en ese momento cuando aquello que les unía desaparece.
Un viaje ciego
Entre citas de Nietzsche sobre el mito de Edipo, de Sófocles, de Freud, de la épica de Ferdousí, Pamuk reconstruye en «La mujer del pelo rojo» el viaje ciego de este joven, que aspira a ser escritor y comprende al llegar a la edad madura que nadie, como le sucedía a Edipo Rey, puede escapar de su destino: que todos, de algún modo, viven las leyendas que otros han escrito ya antes. Así, en esta profunda novela, cuyo paisaje de fondo es una Turquía que va transformándose en un encuentro complejo y cada vez más tirante entre las culturas de Oriente y de Occidente y que se nutre tanto del relato mitológico y del camino del héroe, actualiza una tragedia cotidiana en el escenario constante de la vida.

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