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Kiev

Otro socialista extraño

Se publica la sátira más famosa de Ilya Ehrenburg, «Julio Jurenito». «Julio Jurenito». Ilya Ehrenburg. Capitán Swing. 384 páginas, 18,50 euros.

Stalin evitó in extremis al reportero Ehrenburg una muerte segura en un gulag
Stalin evitó in extremis al reportero Ehrenburg una muerte segura en un gulaglarazon

Pudo escapar de las purgas estalinistas, pero no de su destino. Ilya Ehrenburg, reconocido y afamado escritor a mediados del siglo XX, pasó a la historia literaria de su país como un incendiario corresponsal de guerra que en las páginas del «Estrella Roja» supo recomendar a los soldados rusos que combatían en el frente que mataran, si fuera posible, a todos los alemanes que pudieran. Su intento por frenar el avance «bestial del fascismo» no lo libró, sin embargo, de convertirse en un sospechoso habitual para el régimen comunista. Pero Stalin, según contó Pablo Neruda en sus memorias, «Confieso que he vivido», en el último momento decidió tachar su nombre de una lista temible y le evitó una muerte segura en un gulag perdido en Siberia.

De Viena a París

Nacido en Kiev en 1891, Ilya Ehrenburg creció en el seno de una acomodada familia judía, lo cual no impidió que se ilusionara con el sueño de los bolcheviques. Aun así, después de la revolución de 1917, tomó distancia de ellos y se declaró como un simple compañero de viaje del socialismo. Pero al poco tiempo cogió sus maletas y se fue a vivir primero a Viena y después a París. En 1921, mientras recorría Europa en medio de una vida bohemia, Ehrenburg escribió, en apenas un mes («como si alguien me llevara la mano mientras escribía», dijo) la que sería su novela más famosa: «Julio Jurenito», donde le toma el pulso, en clave satírica, a la incipiente cultura occidental a través de un personaje inspirado en el pintor Diego Rivera. Mezcla rara de hombre sabio e irónico, esta especie de maestro mexicano llamado Julio Jurenito no tiene ninguna piedad a la hora de poner patas arriba los pilares sobre los que se asienta la sociedad, ya sean las costumbres, la moral, la concepción del mundo o las instituciones públicas. La obra de Ehrenburg comenzó a hacerse más propagandística. Pese a que el escritor rechazaba los cánones del realismo socialista impulsado, entre otros, por Gorki, publicó novelas como «El día segundo», en la que hablaba maravillas de los planes quinquenales de Stalin, lo que le reportó, junto a su labor como corresponsal de «Izvestia» durante la Guerra Civil española, una fama considerable. Fruto de ese trabajo son, por ejemplo, sus libros «No pasarán» y «Guadalajara: una derrota del fascismo».