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¿Qué convierte a una persona en un monstruo?

Carme Chaparro gana el Premio Primavera con su primera novela, una historia policiaca, con tintes periodísticos, que se centra en una trama de menores
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Carme Chaparro gana el Premio Primavera con su primera novela, una historia policiaca, con tintes periodísticos, que se centra en una trama de menores
Hay dos maneras de despertar a la realidad: lavarse la cara por las mañanas o escuchar las noticias. Los titulares de prensa son los mejores prismáticos para comprender la naturaleza humana. Carme Chaparro habita desde hace tiempo en una de las mejores atalayas informativas. Un telediario es un buen cerro para contemplar el paisaje de nuestras batallas. El hombre se forma por decantación. Está moldeado de lo que escucha, de lo que siente, de lo que lee. Carme Chaparro ve cada día la niebla que difumina la raya del horizonte. Quizá es de ahí, de ese goteo continuo, el lugar de donde procede su inquietud narrativa.
La periodista ha decidido ir más allá de esa yarda literaria que es la columna, de los márgenes digitales del blog y adentrarse en la novela, que es un laberinto complejo, hecho de múltiples bifurcaciones y muros. Un salto con red, no es un salto, es un chapuzón en una piscina. El auténtico salto es el que se hace sin red. Y esto es lo que se propuso ella. «No soy un monstruo», título que ayer fue galardonado con el Premio Primavera de Novela 2017 (dotado con 100.00 euros y convocado por la editorial Espasa y por Ámbito Cultural de El Corte Inglés), supone su bautismo en estas nuevas aguas de la prosa. Una incursión que ha acometido desde el género policiaco, escribiendo de noche, co-mo se deduce de sus palabras, mientras mandaba mensajes a unos cuantos amigos policías para que le resolvieran las dudas inmediatas, esas que no aceptan ningún tipo de demora: ¿A qué huele un cadáver? ¿Cuál es la jerarquía de los miembros de la Policía? ¿Cómo se hace una autopsia?
El jurado, que estuvo presidido por Carme Riera y compuesto por Antonio Soler, Ramón Pernas, Fernando Rodríguez Lafuente y Ana Rosa Semprún, destacó la capacidad de la autora para, en su primera incursión en la novela, haber hilvanado tan bien los flecos de un argumento complejo. Pero ella se muestra prudente al hablar de una obra que tiene como coordenadas una trama de menores y como protagonista a dos mujeres que pondrán en riesgo el estrecho vínculo de su amistad. Una es inspectora y su nombre es Ana Arén –«Es cierto es un guiño a la pensadora Hannah Arendt, pero no quiero ir más alla. Todo se entiende cuando se llega al final del libro», ha declarado–; la otra es Inés Grau, una reportera estrella de un canal de televisión.
Las dos se encontrarán metidas en un caso que tiene como protagonista a un viejo delincuente: Slenderman. «Me ha costado escribir emocionalmente algunos pasajes de este libro. Los peores monstruos son los que llevamos dentro, los que están ahí. Una de las preguntas que me he planteado a la hora de afrontar esta historia es lo que convierte a una persona en un monstruo. Y esa persona puede ser cualquiera, incluso nuestro vecino», ha comentado. Carme Chaparro también ha incluido su experiencia periodística en una segunda línea argumental: «Quería contar las presiones policiales o políticas que recibimos, cómo funciona una redacción y por qué, por ejemplo, se elige dar cobertura a la desaparición de Diana Quer y no a otras . Los periodistas hablamos de todo el mundo pero raramente nos abrimos en canal, y aquí cuento nuestro día a día, algo que es muy raro».
- Una botella de champán
La narración gira alrededor de la desaparición de un niño en un centro comercial. Todos los datos inducen a pensar que ha reaparecido un antiguo delincuente que desencadenó la histeria en la ciudad y que la Prensa apodó «Slenderman» («hombre delgado», en alemán). Un individuo que había secuestrado a otro pequeño, de la misma edad y de similar parecido físico, hacía apenas dos años. La investigación de este caso irá planteando interrogantes y supondrá una excelente oportunidad para que los protagonistas salden cuentas pendientes con el pasado.
La escritora ha reconocido que este título ha sido como «descorchar una botella de champán que ha sido agitada»: todas las lecturas que había acumulado a lo largo de estos años salieron torrencialmente y de una sola vez. Entre sus renglones pueden atisbarse influencias actuales, como la del escritor Pierre Lemaitre, pero también ecos cinematográficos, como alguna escena que alude a «La decisión de Sophie». El resto es imaginación, anécdotas y el lento sedimento que deja el periodismo.

Una de «magnetismo trepidante»

Los miembros del jurado no disimularon ayer la satisfacción que les produjo la lectura de la obra de Carme Chaparro que fue definida como «negra y oscura». Carmen Riera no dudó en declarar que es «una novela valiente», de «un magnetismo trepidante». Ana Rosa Semprún, directora general de Espasa, que se mostró muy contenta con la elección de este título fue más lejos y llegó a retar a los periodistas convocados: «Apuesto lo que sea a que el que empiece con ella, no la podrá soltar». Carme Chaparro, por su parte, ha reconocido que hay fragmentos de su obra que «no era capaz de releerlos por las descripciones tan intensas que he incluido. He intentado poner un tiempo por medio antes de volver a ellos».