Sánchez Ferlosio sale a flote

Rafael Sánchez Ferlosio ha cultivado un raro tipo de ensayismo compuesto por sentenciosas aseveraciones, impulsivas diatribas y desenfadados exabruptos no exentos de una característica ternura crítica. Este transgresor pensamiento a contracorriente de cualquier complacencia ideológica contiene una insospechada carga de profundidad: la insobornable, libre expresión de un riguroso intelectual. Él mismo rotulará esta prosa convulsa y fraccionada con el nombre de «pecios», es decir, los figurados restos de un simbólico naufragio de la inteligencia creativa y el conocimiento teórico. Títulos (impresionantes, por cierto) como «Vendrán más años malos y nos harán más ciegos» (1994) y «La hija de la guerra y la madre de la patria» (2002) reúnen estos textos que ahora, junto a los dispersos pecios publicados en la prensa diaria, se reeditan, revisados por el propio autor, en «Campo de retamas», un cuerpo literario ya de honda repercusión ética y estética.

Con el claro referente del Juan de Mairena machadiano, en un decidido tono revisionista y expeditivo sobre cuanto le rodea, va fustigando, ceñudo y lúcidamente intransigente, sus más características obsesiones: el patrioterismo, la hipocresía social, la tiranía de tópicos y refranes, la crueldad con los animales, los maquiavelismos políticos de cualquier signo, las supercherías contraculturales, toda formulación bienpensante o, ya en el plano literario, el realismo costumbrista o la fatuidad filosofante. Cruzando ocurrentes paradojas con insólitas metáforas, un contenido humor con la justificada mala uva de quien ejerce un sistemático replanteamiento de toda realidad, estas páginas nos remiten a la mejor tradición de cuantos heterodoxos librepensadores en el mundo han sido. Un punto de entrañable desencanto y un estilo matizante y conceptual completan la excelencia de esta irrepetible prosa ensayística.